Emigrar sigue siendo, para muchos jóvenes españoles, una salida para mejorar sus perspectivas económicas, aprender un idioma y abrirse camino en un mercado laboral más dinámico.
Irlanda es uno de esos destinos que, en los últimos años, se ha convertido en foco de atracción. No solo por la proximidad a España, sino también por las oportunidades de trabajo y los salarios que permiten un nivel de vida que, para muchos, resulta difícil alcanzar en nuestro país.
Un ejemplo es el del creador de contenido mate_five, que ha estado durante dos años viviendo en Irlanda. Es un testimonio en redes sociales y reflexiona sobre lo que supone dar el salto a otro país. “Me gustaría dar mi opinión acerca de si merece la pena venir a vivir aquí. Yo me voy a enfocar principalmente en tres temas: el inglés, el clima y el money money”, explica.
Inglés, clima y dinero: las claves de la experiencia
Según cuenta, aprender inglés trabajando en Irlanda no es tan sencillo como podría parecer: “Está masificado de españoles, y eso lo complica. Aunque si trabajas de cara al público, como en hostelería, inevitablemente tienes que interactuar en inglés y ahí se nota el avance”.
El segundo punto, el clima, lo valora de manera mucho más crítica. “El primer año estaba enamorado del país, pero en el segundo me he dado cuenta de que el clima afecta. Hay días en los que necesitas sol y solo encuentras nubes”, reconoce.
Y luego está la cuestión económica. Para él, el factor decisivo: “Aquí se gana dinero, las cosas como son. Yo todos mis trabajos han sido no cualificados y he podido viajar, ahorrar y hasta enviar dinero a mi familia. Si eso se consigue con trabajos básicos, imaginad lo que se puede hacer con un empleo cualificado. Solo por eso, ya merece la pena venir”.
Hostelería como trampolín
De su experiencia, extrae una conclusión clara: empezar en hostelería es lo más recomendable para quien aterriza en un país de habla inglesa. No solo por el aprendizaje del idioma, sino por el volumen de propinas. “Estaba ganando una media de 500 euros al mes solo en propinas, además del sueldo. Eso me daba prácticamente un sueldo extra. Obviamente, depende del bar, pero todo es probar”, explica.
Ese ingreso adicional, sumado a la práctica diaria del idioma al atender a clientes locales, convierte a los bares y restaurantes en un trampolín laboral y personal. “Es una muy buena opción para empezar”, concluye.
Una etapa, no un destino final
Aunque valora su paso por Irlanda, mate_five no lo ve como un lugar para quedarse indefinidamente: “No es un país en el que me vaya a quedar muchos más años, pero sí me parece ideal para uno o dos, aprovechar las oportunidades y crecer en lo personal y económico”.
Su testimonio refleja una realidad compartida por muchos jóvenes españoles: salir fuera no siempre es fácil, pero puede abrir puertas. En Irlanda, el dinero, el idioma y la experiencia de vida parecen ser los motores principales que impulsan a dar ese salto.
