La piscina municipal de Tàrrega

La piscina municipal de Tàrrega

Vida

Tàrrega pedirá el DNI a los bañistas de la piscina municipal ante la recurrente presencia de excrementos humanos en el agua

La gamberrada del verano llena de heces las albercas de diferentes municipios catalanes: "Es un delito contra la salud pública"

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Muchos son los que se refieren a ello como "reto viral", pero es una gamberrada que, además, es un delito contra la salud pública. Se trata de la heroicidad de verter heces humanas en las piscinas municipales de Cataluña y otros puntos de España. Tàrrega (Lleida), uno de los municipios afectados, pedirá el DNI a sus bañistas tras sufrir tres cagadas en una semana.

Las medidas "extraordinarias" adoptadas por el consistorio liderado por Alba Pijuan (ERC) entran en funcionamiento este domingo, 17 de agosto, y durarán hasta el 7 de septiembre, con el fin de la campaña estival. Consisten, entre otros, en el registro de bolsas y mochilas de los usuarios, la anotación de sus nombres y apellidos y la contratación de una empresa de seguridad privada.

Varios municipios

Con esta intervención, el consistorio quiere "poner fin a la presencia reiterada de excrementos humanos en la piscina grande". Y, en palabras de Pijuan, estas gamberradas no se pagan con una multa, sino que implican penas de hasta seis meses de cárcel.

Se da la circunstancia de que Tàrrega no es el único municipio afectado por estos hechos. Almacelles, también en Lleida, ha tenido que cerrar su piscina un par de veces este verano por la presencia de excrementos humanos. Lo mismo ha ocurrido en Alcarràs, Bellver de Cerdanya y Corbins. Y en Sant Joan de Vilatorrada (Barcelona), entre otros.

El 'modus operandi'

Esta gamberrada coincide con la difusión de vídeos en las redes sociales del supuesto reto de publicar imágenes defecando en el agua. Sin embargo, ni lo uno ni lo otro.

En primer lugar, porque nadie se arriesga a evacuar en la piscina, sino que es más fácil llevar las deposiciones en una bolsa y soltarlas en el recinto con la ayuda de cómplices. Y segundo, porque tampoco nadie se atreve a grabarse ni compartir estos hechos en internet para evitar, precisamente, consecuencias penales.