Fachada de la Audiencia de Barcelona

Fachada de la Audiencia de Barcelona DAVID ZORRAKINO - EUROPA PRESS

Vida

Un jurado popular declara culpable al hombre que mató a su expareja en Barcelona tras años de maltrato

Los hechos sucedieron en marzo de 2022, cuando el acusado atacó brutalmente a la mujer, estrangulándola hasta la muerte

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Un jurado popular ha declarado culpable por unanimidad al hombre acusado de asesinar a su expareja el 21 de marzo de 2022 en el barrio de El Clot, en Barcelona. Los nueve miembros han concluido que el acusado mató a la víctima “de forma violenta y brutal”, estrangulándola con un cable o una cuerda hasta causarle la muerte por asfixia, sin darle oportunidad de defenderse.

La mujer se encontraba desprevenida y confiada, en el que había sido su hogar durante casi ocho años, y perdió la conciencia en pocos segundos.

El jurado de la Audiencia de Barcelona ha considerado probado que el acusado actuó con total conciencia e intención de matar, ya que sostuvo la presión el tiempo suficiente —entre uno y dos minutos— para asegurarse de causar la muerte.

La mató tras años de maltrato

Entre las pruebas clave, destaca el testimonio de un excompañero de calabozo, a quien el acusado confesó que “si no era para él, no era para nadie”, y que aplicó la presión hasta notar que “se le iba la vida de las manos”.

Además del asesinato, el jurado aprecia una agravante de discriminación de género, ya que el crimen fue el acto final de un patrón de violencia y control que el acusado ejerció durante años, con el objetivo de someter y dominar totalmente a la víctima. También se incluye una agravante de parentesco, ya que la pareja tuvo un hijo en común.

La investigación ha documentado un historial prolongado de violencia física, psicológica y control coercitivo. Durante la convivencia, que comenzó en 2014 y finalizó en 2021, el acusado sometió a la víctima a continuos insultos, amenazas y agresiones, algunas presenciadas por el hijo menor.

El control se extendía al uso del teléfono móvil y a sus relaciones personales y laborales. La mujer llegó a normalizar esta situación, según el jurado, por miedo y dependencia emocional.

Amenazas y control constante

Tras la ruptura, el comportamiento del acusado se agravó: llamadas constantes, mensajes insistentes, seguimientos y agresiones tanto a la víctima como a sus familiares. El jurado considera probado que llegó a llamarla hasta 50 veces al día y a destrozar el mobiliario doméstico cuando ella se resistía a responder.

También la obligaba a volver al domicilio si estaba fuera, imponiéndole horarios de llegada y generando un aislamiento progresivo. Según los testimonios recogidos, la víctima tuvo que pedir ayuda en la calle y cambiar turnos de trabajo por miedo a sus reacciones.

Sede de la Audiencia de Barcelona y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC)

Sede de la Audiencia de Barcelona y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) Google Street View

Días antes del asesinato, el 16 de marzo de 2022, el acusado le arrojó una cerveza en la cabeza a las puertas de su casa. La víctima denunció este hecho y, al día siguiente, él acudió a la comisaría mientras ella declaraba, en un intento de intimidación. Luego la amenazó en la calle, asegurando que si lo denunciaba "le obligaría a hacer cosas malas".

El 18 de marzo, ella amplió la denuncia ante la Oficina de Atención a la Víctima de los Mossos d’Esquadra y solicitó una orden de protección, cuya ratificación estaba prevista para el 21 de marzo. Ese mismo día, fue asesinada.

Atenuante de confesión

El jurado también cree probado, por mayoría, que el acusado llegó a encerrarla en el domicilio en varias ocasiones y que, días antes del crimen, había enviado un audio amenazante a una hermana de la víctima en el que anunciaba que la apuñalaría.

Aunque se reconoce la atenuante de confesión, ya que el acusado se entregó voluntariamente a la policía tras el crimen, se ha descartado que actuara bajo los efectos de drogas o alcohol. Los informes médicos no acreditan politoxicomanía, ni síndrome de abstinencia en prisión, y el jurado ha desestimado las versiones de los amigos del acusado por considerarlas interesadas.

Tampoco se admite que el crimen fuera fruto de un arrebato. El jurado ha valorado una posible premeditación, basada en amenazas previas y el patrón sostenido de violencia.

La fiscalía y la acusación particular solicitan 36 años de prisión por asesinato, malos tratos y acoso. La defensa pide que se le condene por homicidio doloso, con una pena de 15 años y que se tenga en cuenta la confesión como atenuante.