
Las condiciones insalubres del piso que Nieves ha okupado en Canovelles y del que lucha para salir
Abandonada por la Administración: una madre soltera y víctima de violencia de género okupa una infravivienda en el Vallès
Nieves y sus hijos sufren las trabas burocráticas de Barcelona y Canovelles para salir de un piso que no reúne las condiciones mínimas de habitabilidad
La familia, golpeada por la esquizofrenia y la discapacidad, fue desahuciada por la abuela del piso de protección oficial que compartían
Más noticias: Así viven los okupas del pantano de Sau
Noticias relacionadas
Nieves nació, creció, tuvo a sus hijos y ha desarrollado toda su vida en el barrio del Bon Pastor de Barcelona. Sin embargo, a los 40 años, tuvo que irse de la ciudad por la situación de vulnerabilidad extrema que estaba viviendo.
Dos años después, sigue luchando por regresar a casa, pero el Ayuntamiento se niega a proporcionarle una vivienda de protección social por no haber estado empadronada en el distrito de Sant Andreu en los últimos meses.
Junto a dos de sus tres hijos, vive en un piso que ha ocupado en Canovelles, en el Vallès Oriental, el cual no cuenta con los requisitos mínimos que permiten la habitabilidad de un inmueble, según ha podido comprobar este medio en documentación oficial.
El hijo más pequeño, que sufre de esquizofrenia, vive en Barcelona con una amiga de Nieves, que se hace cargo de él mientras ésta busca una solución habitacional. La protagonista de esta historia también sufre una discapacidad, es víctima de violencia de género y perdió el empleo, por lo que sólo cuenta con los recursos del ingreso mínimo vital (IMV) que percibe.
En plena situación de emergencia, la familia ha chocado de frente con un muro de burocracia que impide que el sistema garantice su supervivencia en unas condiciones de vida dignas.
Su abuela los desahució
Hasta hace un par de años, Nieves, sus tres hijos menores de edad en ese momento y su abuela nonagenaria vivían en un piso de alquiler social en el Bon Pastor. Se trata de una vivienda de cuatro habitaciones y dos baños, por el que asegura que pagaban 52 euros al mes y que consiguieron gracias a haberse presentado como una sola unidad familiar.
“La convivencia se volvió complicada”, lamenta al recordar los motivos por los que la abuela los terminó echando de casa. Al parecer, se convirtió en “imposible” para la anciana compartir vivienda con los brotes de esquizofrenia del hijo menor de Nieves, que padece un 53% de discapacidad.

Situación de insalubridad en las escaleras del edificio en el que se ubica el piso ocupado de Nieves en Canovelles cedida
Afirma que durante un tiempo llegó a dormir en el rellano de las escaleras con el adolescente, para evitar incidentes y que sus otros dos otros hijos pudieran dormir en el piso compartido con la abuela. Finalmente, ésta los terminó echando y Nieves, falta de recursos, buscó una vivienda para okupar.
Sin suministros básicos
En este contexto llegó a Canovelles, donde okupa un piso que, según consta en el informe de la arquitecta técnica municipal al que ha tenido acceso Crónica Global, “no reúne las condiciones mínimas de habitabilidad y puede representar un peligro para sus okupantes”.
En la inspección, realizada en noviembre de 2023, ya se advirtió de que la instalación eléctrica presentaba “peligro de incendio y de electrocución”, algo que sucedió justo un año después. La fachada del edificio ardió una noche por esta causa y, aunque no se tuvieron que lamentar daños personales, la experiencia supuso un grave trauma para el hijo de Nieves.
Éste “es incapaz de entrar en casa”, así que vive con unos amigos, relata la mujer.
Además, tampoco cuentan con agua corriente por el gran número de fugas de las tuberías, lo que, según el documento consultado, obliga a la familia a cerrar la llave de paso “durante la mayor parte del día”. La humedad ya representa un “peligro a corto plazo” para la estabilidad de la estructura.
Nieves asegura que ella cuida su espacio, pero denuncia que no ocurre lo mismo en las zonas comunes del edificio. Las define como “insalubres”, puesto que hay personas viviendo y haciendo sus necesidades en los rellanos de la escalera.
Integrada en el barrio
El Bon Pastor es una de las piezas más importantes en la identidad de Nieves y sus hijos. Son una familia muy arraigada al barrio barcelonés, no sólo por haber nacido y crecido allí y tener a todos sus allegados, sino porque participan activamente en la vida social del distrito.
Forman parte de la colla de Bruixes i Diables del Bon Pastor, juegan a fútbol en el equipo local y gestionan la organización Somos Su Voz, desde la que se hacen cargo del cuidado y la esterilización de los gatos callejeros.

Nieves y su hijo, durante un 'correfoc' en el Bon Pastor cedida
Hay otro motivo por el que Nieves reclama con urgencia regresar al barrio y estar rodeada de su gente: su segundo exmarido, contra quien interpuso una denuncia por malos tratos, saldrá de prisión antes del verano, tras cumplir una pena por otros delitos.
La mujer, que también es víctima de violencia de género por parte de su primer exmarido y padre biológico de sus hijos, asegura sentirse desprotegida y “sola” en el Vallès.
Falta de oferta
“Para acceder a la Mesa d’Emergència de Barcelona es imprescindible vivir y estar empadronado en la ciudad y tener una orden judicial de desahucio o pérdida de la vivienda habitual de residencia”. Los servicios sociales son claros con los requisitos que hay que reunir para acceder al tipo de piso que Nieves necesita y para el que es descartada.

Viviendas de protección oficial en el Bon Pastor Ajuntament de Barcelona
La paradoja es evidente: tuvo que empadronarse en Canovelles para el acceso a la educación de sus hijos y la sanidad pública, y ahora esto le impide regresar a su hogar, donde hay oferta de vivienda de alquiler social, pero tampoco la consigue en el municipio del Vallès. Allí, le han informado de que no existen vacantes.
Okuparon su piso de emergencia
A finales de marzo, logró que la administración local de Canovelles le ofreciera un piso de protección oficial de emergencia con las condiciones necesarias para vivir con sus hijos mientras trataba de trasladar su expediente de servicios sociales a Barcelona. Sin embargo, el día previo a la mudanza, contactaron con ella de nuevo para comunicarle que alguien había okupado esa vivienda y que no se la podían entregar.
Nieves y sus dos hijos mayores siguen viviendo en el piso okupado de Canovelles. Mientras, trata de sortear las trabas burocráticas por las que no puede acceder a la vivienda social en ninguna de las dos poblaciones y viaja a Barcelona cada mañana para cuidar de su hijo menor.