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La comunidad judía ha protagonizado un punto de inflexión en su historia en Cataluña. Este 23 de abril, ha celebrado su primer Sant Jordi. Por primera vez, ha desplegado una parada para vender libros en la calle. Ha sido en Barcelona, en la esquina de Provença con las Ramblas. Aunque distintas entidades lo han hecho posible, fue organizado por la Comunidad Israelita de Barcelona (CIB) y por la plataforma cultural Mozaika

Una de las personas clave para efectuar este punto de inflexión ha sido Paul Sánchez Keighley. El gestor de proyectos culturales de Mozaika ha atendido a Crónica Global el día después, con el cansancio y la alegría que le ha supuesto esta Diada.

Así fue la primera parada por Sant Jordi de la comunidad judía

"Me siento increíble. La acogida que ha tenido esta primera parada de la comunidad judía en la historia fue mucho mejor de lo que podríamos haber imaginado. Fue cálida y acogedora. No esperaba vender tanto como lo hicimos", ha celebrado Sánchez Keighley.

"Agotamos las existencias de muchísimos libros. No dejamos de vender durante todo el día. Esto muestra que hay mucho interés por parte del público en la literatura judía, y en los asuntos judíos y las comunidades judías de Barcelona", ha añadido.

Lo que más le gustó al representante de Mozaika fue el cómo: "Lo realmente bonito fue ver cómo la parada fue organizada. Aunque detrás estuvieran la CIB y Mozaika, han participado voluntarios de una gran variedad de comunidades judías de Barcelona. Desde la Comunidad Atid, hasta Juntos, la comunidad de israelíes que viven en Barcelona".

Postal de la primera parada de Sant Jordi de la comunidad judía en Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

La comunidad judía catalana, unida de nuevo

Sánchez Keighley vivió un ambiente emocionante, inusual en la comunidad judía barcelonesa: "Pasaron judíos de todas las comunidades, de todas las nacionalidades, de todos los trasfondos imaginables. Me parece algo único y especial, en el contexto de las comunidades judías, que solemos dividirnos tanto. Vimos cómo todos los judíos se juntaron, y fue un efecto magnífico. Vimos la comunidad judía en toda su variedad y esplendor".

El representante de Mozaika ha revelado que "fue un no parar. Estuve despierto desde las cuatro de la mañana para, con mi colega Ofer, empezar a transportar las cajas de libros hacia la parada, y luego montarla, atender al público cuando empezó a llegar, gestionar los voluntarios, estar con los autores… incluso a lo largo del día no paraban de llegar envíos de última hora. Había una logística constante".

"Por la tarde", añade, "me fui de la parada porque teníamos una presentación de un libro en la Casa Adret, la sede de Mozaika. Presentamos una novela de Hilla Blum, una autora israelí que había venido desde Israel para presentar su libro. Fue un evento muy bonito, con público y la presencia del cónsul honorario. Blum había firmado copias de su libro en la parada durante el mediodía. Se ha llevado una gran impresión de Barcelona y de Cataluña, gracias a la acogida que le hemos dado".

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