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Viernes 4 de abril. Faltaban pocos minutos para las ocho de la mañana cuando la comisaría de los Mossos d'Esquadra en L'Hospitalet de Llobregat se transformó en un hervidero. La calma de primera hora del día contrastaba con el bullicio que se vivía en el interior de la instalación policial. 

Agentes uniformados, algunos de paisano, y otros de la Guardia Urbana y la Policía Nacional, que se agolpaban en sala del briefing a la espera de recibir las primeras instrucciones del gran dispositivo que estaba a punto de comenzar.

Una pantalla de videoconferencia conectaba a todos los presentes con los responsables del plan Kanpai, la nueva fórmula para combatir la multirreincidencia. Desde el Centro de Coordinación (CECOR), los responsables del dispositivo iban a monitorizar y dirigir en tiempo real el gran despliegue simultáneo que se llevaría a cabo en Barcelona, Badalona y L'Hospitalet

Agentes de Mossos y CNP durante la primera mañana del 'plan Kanpai' SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Área metropolitana sin fronteras

Durante las próximas 24 horas, el área metropolitana no iba a tener fronteras, y cada rincón donde se sabía que operaban estos delincuentes reincidentes sería blindado.

El objetivo estaba claro: dificultar las actividades ilícitas de los multirreincidentes. Se buscaba ocupar el espacio, hacer más visible la presencia policial y, al mismo tiempo, mejorar la percepción de seguridad de los ciudadanos. "La idea es ponerles las cosas más difíciles", aseguró el intendente Toni Rodríguez desde el otro lado de la pantalla. 

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