El embalse de Cataluña que sigue vacío: no llega ni al 2% de su capacidad

El embalse de Cataluña que sigue vacío: no llega ni al 2% de su capacidad CANVA

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El embalse de Cataluña que sigue vacío: no llega ni al 2% de su capacidad

Las últimas lluvias caídas en Tarragona no alcanzan para llenar todos los pantanos de la zona

Más información: Lo que tienen en común el pantano de Sau, Cadaqués y el Besòs: claves para la "transición hídrica" de Cataluña

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Todo parece tranquilo en Cataluña. La comunidad autónoma respira aliviada tras las lluvias de las últimas semanas, los pantanos están llenos y las cifras parecen alentadoras.

Los embalses de las cuencas internas han experimentado una recuperación notable, alcanzando ya el 60% de su capacidad total, cifra que se asocia tradicionalmente a una situación de normalidad hídrica. Pero no es oro todo lo que reluce.

Medidas contra la sequía

El Govern ya advirtió que mantendría ciertas restricciones de agua por el riesgo de sequía en algunos puntos del territorio, mientras en el área metropolitana de Barcelona se han flexibilizado estas medidas. 

El problema es que, mientras muchos embalses remontan, algunos siguen en horas bajas. Así, el pantano de Sau ya vuelve a tener cubierta su ermita, en cambio, en el extremo sur de Cataluña hay un embalse que sigue en estado de alerta.

El caso del pantano de Gaià

Los últimos datos indican que la sequía extrema se mantiene en la zona del interior de Tarragona. El pantano de Gaià no alcanza el 2% de su capacidad, quedándose en un mísero 1,74%. Unas cifras que preocupan.

En números absolutos, este embalse situado entre el Tarragonès y el Alt Camp, solo almacena 0,96 hectómetros cúbicos (hm3) de agua, cuando su capacidad real es de 60 hm3. Una anomalía dentro del actual contexto hídrico catalán que convierten al embalse del Catllar en el más vacío de toda Cataluña.

Qué sucede

La situación parece extraña. Las lluvias de marzo han caído de forma generalizada en toda Cataluña, los ríos han aumentado su caudal de forma considerable y la panorámica general deja vislumbrar un panorama de normalidad hidrográfica. ¿Sucede algo distinto en Tarragona?

En principio no. Los expertos apuntan a que este dato es fruto de la excepcionalidad propia del pantano de Gaià. Este embalse no fue construido para suministrar corriente eléctrica a la población, sino para abastecer de agua a la industria petroquímica de Tarragona, en particular a Repsol.

Un proyecto particular

La empresa en este caso fue ambiciosa y decidió curarse en salud cuando no pasarse de ambiciosa. Tal y como apuntaba el Agència Catalana del Aigua (ACA) hace unos días a El Periódico hace unos días se diseñó con una capacidad muy superior a la que realmente puede tener.

Este embalse de titularidad privada bebe del río que le da nombre, el Gaià. Se trata de un río de un curso fluvial modesto, apenas 60 kilómetros de longitud. Eso hace que su caudal medio de sea de apenas 0,57 m3 por segundo.

Un pantano en vías de exinción

De hecho, el embalse nunca ha alcanzado su capacidad máxima. Su récord histórico está fijado en poco más de 20 hm3, esto es solo un 30% de su capacidad. Ya con el cambio climático en auge, en la última década, la media de agua almacenada rara vez ha pasado de los 5 hm3.

Ante estos datos y la reciente situación ya se ha planteado la posibilidad de acabar con el pantano. El problema es que, como pasa con el embalse de Siurana, el del Catllar garantiza la supervivencia de los ecosistemas fluviales del entorno, sirve para Repsol y para algunos otros regadíos de la zona.

A eso se le suma que con la poca agua que ya lleva el río su desembocadura en el mar se ha vuelto ridícula. Apenas un pequeño hilo de agua es el que llega al Mediterráneo en medio de una ribera completamente seca. Un reflejo más de los efectos del cambio climático.