Rosalía es un referente. Desde el éxito de El mal querer, todo lo que toca se convierte en oro. Motomami fue un éxito de tal magnitud que entre los jóvenes se ha convertido en un concepto en sí mismo. Todo lo que dice, hace, leer o toca la catalana se convierte en motivo de atención.
Libros, discos, artistas que Rosalía menciona o comparte se convierte en motivo de atención y consulta por parte de sus fans. De allí, que una de sus últimas stories del año 2024 despertara cierta curiosidad. Más allá de la fiesta que se pegó entre amigos, al amanecer pasó por una tienda de Madrid que le llamó la atención. Y por ende, a todo el mundo.
La tienda que fascina a Rosalía
La foto no dice mucho. Se trata de la imagen de un local: de su puerta y su cartel. Allí se ve una puerta de hierro forjado, un escaparate, con discos y posters de banda de música y el rótulo que reza lo que ofrece: compra-venda de discos de importación o no, desde CDs hasta vinilos, ya sean de LPs, singles u otros.
El nombre de la tienda no se lee del todo, pero se deja intuir de manera bastante clara, se trata de Bangla Desh. El nombre remite a la india, sí, como también el elefante que luce en su el cartel, pero se trata de una tienda del centro de Madrid.
Un comercio con historia
La tienda lleva más de 40 años en activo y, en realidad, para los amantes de la música es un referente del coleccionismo discográfico, un rincón donde los melómanos encuentran ediciones especiales y rarezas que difícilmente podrían adquirir en otro lugar. ¿Lo sabía ya Rosalía? ¿Entró alguna vez? ¿O sólo se fascinó por su escaparate y portería y le hizo una foto? No se sabe, pero al colgarlo ya ha despertado interés. Y en realidad, más allá de la cantante, lo tiene.
La historia de Bangla Desh comenzó hace más de 40 años, cuando sus fundadores decidieron emprender una aventura en el mundo de la música con un local en el número 81 de la calle Alonso Cano. Aquel primer espacio era modesto, pero ya apuntaba maneras con una oferta que abarcaba géneros como el pop, el rock, el jazz, el reggae, la música clásica y el heavy metal, entre otros.
Lo prueba una revista especializada de 1982 donde aparecía una publicidad de ellos. Es un primer testimonio de esos primeros años, los suficientes para que la tienda rápidamente se ganara un público fiel. Sin embargo, no fue suficiente.
Como toda gran historia, su camino estuvo lleno de retos y dificultades y esa tienda original tuvo que cerrar. Bangla Desh se trasladó a al diminuto local en Cristóbal Bordiú. Este no sería el último, pero sí del que más aprendieron.
Momento de crecer
El cambio que implicó prácticamente empezar de cero, pero con imaginación, entusiasmo y la inquebrantable fidelidad de sus clientes, la tienda logró remontar el vuelo. Con los años, sus dueños entendieron cuál era su público. El que sigue yendo hoy en día. El coleccionista discográfico es el pilar sobre el que se sostiene desde hace más de 20 años
Ferias dentro y fuera de España, contacto con distribuidores y clientes apasionados les permitieron consolidarse como un lugar de referencia para los amantes de la música. Pero quedaba un paso más: acercarse al centro de Madrid. Cosa que han hecho.
Viejos discos, nuevos métodos
Con el tiempo, Bangla Desh ha encontrado su ubicación en la Costanilla de los Ángeles, un enclave estratégico en el corazón de la ciudad que no sólo les ha servido para que Rosalía se cruce con él y lo fotografía, ha facilitado el acceso a un público aún más amplio.
Ellos también se han actualizado. A pesar de centrarse en el coleccionismo, en su nueva etapa, Bangla Desh no solo se dedica a la venta física, sino que también ha dado el salto al mundo digital. La tienda tiene su propia página web para ampliar el número de clientes más allá de la capital.
Un lugar de referencia
En cualquier caso, la tienda actual es un paraíso para los coleccionistas. Vinilos, CDs y singles de todas las épocas llenan sus estanterías, ofreciendo desde ediciones especiales hasta auténticos tesoros musicales. Aquí se pueden encontrar joyas de la new wave, el rock clásico, el jazz de culto y rarezas de estilos tan diversos como el reggae o la música clásica.
Cada disco de Bangla Desh cuenta una historia, y los visitantes no solo compran música, sino que también se llevan una experiencia única, un viaje por décadas de melodías, letras y emociones.