El Arzobispado de Barcelona detiene el pelotazo urbanístico que proyectaba en el número 402-406 de la Gran Vía. La institución católica presidida por el cardenal Juan José Omella ha solicitado al Ayuntamiento de Barcelona que suspenda el proyecto que iba a transformar la parroquia de Sant Ferran en un geriátrico.
El plan de la Iglesia está parado a petición suya, a la espera de resolver ciertas incoherencias en la redacción de la propuesta. Para consumar la jugosa operación, deberán subsanar los errores; de lo contrario, todo quedará en agua de borrajas.
La intención de Omella y el Arzobispado catalán es deshacerse de los activos inmobiliarios que concentren a menos feligreses. Es el caso de Sant Ferran, que realojaría a los devotos en la Miraculosa y la Preciosísima Sangre, ambas en manos del ávido sacerdote Xavier Pagés, conocido como L'Emperador de l'Eixample.
En principio, en la parroquia de Sant Ferran debe ubicarse un geriátrico del grupo Gerontic y de la marca Allegra, propiedad de la familia Colàs Ricart. Esta estirpe vallesana quiere agotar la edificabilidad del inmueble, y ampliarlo desde los 1.000 metros actuales hasta los 4.000 metros cuadrados. Se preveían seis plantas y un desembolso de nueve millones de euros.
Críticas a Omella del sector más tradicional
El negocio es redondo para el Arzobispado. Cede temporalmente el derecho a construir y explotar el terreno mientras conserva la propiedad con un contrato a largo plazo que le reportará rentas millonarias durante las próximas décadas.
Esta estrategia del cardenal ha despertado algunas críticas en la comunidad religiosa catalana. Los sectores más tradicionales de la fe católica afean a Omella "haber dejado morir el templo" para poder hacer caja con él.
Amenaza de desahucio a los católicos alemanes
Sea como fuere, la parroquia ya ha cesado toda actividad. La puerta está cerrada a cal y canto y, de hecho, restos de papeles y basura se acumulan en la entrada. Sólo aguanta un letrero en alemán que anuncia una misa dominical, a las once de la mañana, para los católicos germanos residentes en Barcelona.
De hecho, esta pequeña parroquia germana también podría complicar los planes inmobiliarios del cardenal Omella. Los católicos alemanes, que ya fueron desahuciados este año de las Dominiques de l'Ensenyament de la calle Mallorca, se hallan constituidos como parroquia personal bajo la advocación de San Alberto Magno, por lo que legalmente tienen derecho a conseguir una nueva ubicación antes de ser desalojados de Sant Ferran.
Más ingresos para la Iglesia
Se da la circunstancia de que hace apenas dos semanas que el Arzobispado ha hecho públicos sus resultados anuales auditados del 2023. Las cuentas muestran 47 millones de euros en ingresos, un notable aumento del 17% respecto al ejercicio anterior.
Sorprenden, en la partida de gastos, los 7,2 millones de euros destinados a los sueldos del clero, a los que hay que añadir 5,6 millones de euros para pagar al personal laico.