Los productores catalanes de aceite sumarán otro año con cosechas muy pobres. En 2024, la previsión de recolecta es de apenas 16.000 toneladas, la mitad que el año pasado y muy cerca de sus mínimos históricos. Las cifras dependerán de las lluvias de septiembre y octubre, pero vislumbran un horizonte complicado para los payeses.
Los datos se deben, un año más, tanto a la escasez de lluvia como a las restricciones por sequía, que han lastrado por igual a las zonas de secano y a las de regadío, explica a este medio Antoni Galceran, presidente de la Federació de Cooperatives Agràries de Catalunya. Los territorios más castigados serán el Baix Ebre y el Montsià, los más productivos de toda la comunidad; aunque el Segrià o el Camp de Tarragona también sufrirán severos varapalos.
Bajan el precio, la cosecha y los márgenes
Pese a que la producción bajará, el precio también, pues éste lo marca la cosecha del conjunto de España, no sólo la catalana. Según han explicado los agricultores españoles a Crónica Global, la recolección de 2024 en Andalucía será “correcta, un poco superior a la media”, gracias al aumento de lluvias en el sur de la península.
Esta anómala combinación, de bajada de la producción y del precio, será dramática para las cooperativas catalanas. “Son años malos para el sector, que ya carga con el lastre del envejecimiento y el poco relevo generacional", explica Enric Dalmau, de la DOP Les Garrigues. "Llevamos tres cursos con sequía, la gente está cansada; sin agua no hay futuro", detalla.
Fusión entre cooperativas y quejas contra el Govern
En los últimos años, muchas cooperativas han afrontado procesos de fusión, con el objetivo de abaratar costes y aumentar la lastrada rentabilidad. El futuro no incita al optimismo, ya que "si no llueve o se inventan nuevas formas de riego, todo se derrumbará".
Aunque nadie puede predecir la lluvia, los agricultores claman contra la inacción del Govern. "Destinar agua de los pantanos de Lleida, todos a rebosar, no supone una gran inversión y nos salvaría. Hace falta previsión y gestión de la sequía, pero no ha habido voluntad de cambiar el problema porque aquí somos pocos. Si no das votos, nadie te escucha", señala Enric Dalmau.
El precio, una incógnita
Ahora, los agricultores esperan para saber el precio que tendrá el aceite de primera prensada. De momento, nadie se aventura a dar una estimación, aunque se da por hecho el descenso respecto al año pasado.
La única nota positiva que observan los payeses es que, aunque los márgenes serán más estrechos, el descenso del precio promete la recuperación de algunos consumidores que se pasaron al aceite de girasol el año pasado.