Una mujer de Nueva Zelanda ha sido condenada a dos meses de prisión, una multa de 665 euros y a un año de inhabilitación a no tener perro por provocar la muerte de su can, que padecía obesidad extrema.
El animal, de forma sistemática, era alimentado con una decena de piezas de pollo al día y galletas. Como resultado, tuvo numerosos problemas de salud que se llevaron su vida por delante.
El caso de "Nuggy"
El perro, de nombre "Nuggy" pesaba 53 kilos.No podía caminar diez metros seguidos sin cansarse y los veterinarios fueron incapaces de escuchar los latidos de su corazón, debido a la gruesa capa de grasa que tenía.
La mujer fue investigada por la Royal New Zealand Society for the Prevention of Cruelty to Animals Incorporated (SPCA), y los funcionarios admitieron que "no habían visto nunca un perro con tal obesidad".