La inteligencia artificial (IA) generativa está en el punto de mira, sobre todo si se pone el foco en el gigante tecnológico Meta. La empresa, propietaria de plataformas como Facebook, Messenger, Instagram o WhatsApp, ha anunciado que su algoritmo propio, Meta AI, será capaz de generar contenido y que el "combustible" serán los datos que hay en los servidores.

Es posible pedir de forma explícita a la compañía, a través de un formulario, que no se usen los datos personales para entrenar al algoritmo. No obstante, este medio ha contactado con expertos en ciberseguridad y en leyes digitales y derechos de imagen, y el mensaje es claro: esta IA es sólo la punta del iceberg. Y los usuarios han de tomar conciencia a niveles mucho más profundos. 

La letra pequeña

Usuarios de plataformas de Meta alzan la voz en contra de esta medida que ha adoptado la empresa. No obstante, no es una novedad que las grandes corporaciones tecnológicas se adueñen de la información para obtener rendimiento. Al fin y al cabo, estas son de uso gratuito, y el modelo actual es, básicamente, vender los datos a anunciantes para que éstos afinen el tiro a la hora de recomendar productos. 

Selva Orejón, experta en ciberseguridad y CEO de Onbranding, señala que "el tratamiento que se va a dar a los datos es el mismo que se estaba dando hasta ahora, sólo que nosotros ahora empezamos a ser mucho más conscientes. Esto lo vienen haciendo desde el principio de los tiempos".

Selva Orejón, fundadora y directora ejecutiva de OnBRANDING / CEDIDA CEDIDA

La seguridad en la red

Uno de los puntos más calientes en este nuevo movimiento de Meta es el uso de imágenes de personas menores de edad. Las palabras de Orejón, dice, "no son para excusar a Meta", sino que van dirigidas al propio comportamiento de los usuarios. Para ello, se ilustra un escenario en el que más de uno, seguramente, esté familiarizado.

Típica situación: "Domingo de playa con mis hijos". Se suben las fotos de niños menores de edad. Estas imágenes, cuya responsabilidad recae en el usuario, pero pasan a ser propiedad de Meta, se van a usar para entrenar algoritmos generativos. 

El peligro real no viene de ahora, señala Orejón. "Menores de edad, a partir de cierta edad, directamente no pueden estar en redes", explica. Añade que "hay un montón de familias que llevan años subiendo fotos de sus hijos y les está entrando el miedo ahora. Pero muchas de estas personas que se están preocupando por esto tienen los perfiles abiertos. Y esto ya sucede desde el origen de internet".  

Incógnitas

Meta dice que este nuevo sistema de entrenamiento va a entrar en vigor a partir del 26 de junio. Sin embargo, hay muchas (demasiadas) preguntas encima de la mesa. ¿Se usará la información que se suba a partir del 26 de junio? ¿Se usará toda la información que ya está en la plataforma?

Incluso, independientemente de que se firme la solicitud de renuncia para impedir que los datos se usen para el entrenamiento de Meta AI, ¿se dejarán de usar todos los que ya se han subido? ¿Sólo dejarán de usarse aquellos se suban desde el momento en el que se firme la petición? ¿O sólo se dejarán de usar todos los que se suban a partir del 26 de junio?

Ninguna de estas respuestas está clara. Meta no se ha mojado. Sin embargo, Orejón recalca que "lo más lógico", en términos económicos de la empresa, es que "se usen todos los datos que ya están subidos, porque de lo contrario, este modelo no les saldría rentable", afirma.

El derecho a la propia imagen

La seguridad en la red es uno de los pilares. El otro es el panorama legislativo y los derechos de autor. ¿Cuáles son los límites legales del uso de la información para el entrenamiento de algoritmos? Josep Manuel Silva Alcalde, doctor en comunicación social de la Universitat Abat Oliba CEU y abogado experto en derechos de autor, ha contestado a preguntas de este medio. 

Josep Manuel Silva, director en comunicación social por la Universitat Abat Oliba CEU Cave Canem

En un contexto en el que se han aprobado normativas en la Unión Europea respecto al tratamiento de los datos personales, Silva recalca que este escenario estará consolidado después de las elecciones. Del mismo modo, apunta que "esto es una normativa que se ha de aplicar a cada Estado de manera individual". Y esto es un factor que varía.

La tecnología avanza más que la ley

Uno de los pilares que Silva deja claro es que "todo lo que regules hoy, quizás mañana ya no sirve, ya que los cambios son muy rápidos". Añade que "internet es muy rápido, pero la inteligencia artificial todavía lo es más". 

"Entramos en una especie de bucle en el que la tecnología se escapa de la regulación debido a la velocidad que ésta tiene", afirma. Del mismo modo, se crea un escenario "con demasiadas incógnitas", siendo la primera de ellas la agentividad del contenido. Sobre la mesa, Silva plantea que las cuestiones "¿quién es el responsable del contenido?" o "¿quién es el dueño de las imágenes creadas?" ya son algo complicado. 

Lo que dice la legislación

Al respecto de las regulaciones europeas, "la normativa dice que se ha de avisar de cuándo se usa, o se ha usado, inteligencia artificial, de forma clara y distinta. Este es el primer gran supuesto". 

No obstante, el derecho a la imagen y los derechos de autor, de cara a la IA, abren nuevos frentes. Uno de los ejemplos que pone para ilustrar es el contenido humorístico, como pueda ser una caricatura. "Cualquier trato humorístico no afecta a los derechos de la imagen". No obstante, se pregunta, ¿qué pasa ahora con la inteligencia artificial? "¿Cuáles son los nuevos límites si se inserta la imagen, la voz, el movimiento...?" 

Dónde se aplica la ley

Meta es una empresa de Estados Unidos. A pesar de que opere en Europa, y tengan que adherirse a unas regulaciones del territorio, la jurisdicción que se aplica es otra de las incógnitas. 

Al respecto de Meta AI, ¿bajo qué criterios o leyes se tiene que regir la empresa? "Hay un problema, también, del ámbito de aplicación de las normas", afirma Silva. Por el momento, todo esto es una pregunta que queda en el aire. 

Cómo evitar que Meta use los datos

Después de conocer todos los ingredientes que conforman el cóctel perfecto, Meta ha puesto a disposición de los usuarios un formulario para que éstos puedan manifestar su deseo de que no se use la información. 

Desde la aplicación de Instagram, hay que seguir la ruta Perfil > icono de los tres puntos horizontales en la parte superior derecha > Configuración y privacidad > Información > Política de privacidad > Derecho a oponerte. A partir de este punto, hay que seguir las instrucciones que salen en pantalla. Si el formulario falla, hay que volver a recargar la página. 

Meta no lo ha puesto fácil para poder localizar este formulario. Tampoco lo ha puesto fácil a este medio de comunicación, ya que se intentó contactar con la empresa, y ésta no ha respondido en ningún momento. 

El buen uso de los datos

Aunque una primera capa de protección frente al uso de los datos puede ser la privatización del perfil, lo cierto es que se ha de tomar consciencia al respecto de qué tipos de datos se están enviando. 

Selva Orejón, por su parte, explica que se minimicen los perfiles que se tengan abiertos, sobre todo, en aquellas redes sociales que no se estén usando. "Todo esto, aunque no lo parezca, está enviando datos nuestros de forma constante". Del mismo modo, también aboga por ser conscientes de las fotos que se suben.

También explica que "llevamos años entrenando a inteligencias artificiales, de una forma más peligrosa, y lo hemos hecho sin pensarlo". Uno de los ejemplos con los que ilustra esto, es FaceApp. "Ni sabíamos dónde estaban los servidores, ni tampoco sabíamos qué se haría con nuestros datos. Sin embargo, todo el mundo estaba subiendo fotos para entrenar a este algoritmo, y encima nos parecía gracioso".  

Con este movimiento de Meta, ahora se está volviendo a poner el foco en la importancia del contenido que se sube. En esa línea, Silva aboga por el "sentido". "Si eres periodista, influencer, o vives de tu imagen, es normal que quieras subir contenido, ya que es una manera de obtener repercusión. Pero lo que no tiene sentido, ni nunca lo ha tenido, es el de subir fotos privadas en un espacio que es público".

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