Los fieles de la parroquia del Espíritu Santo de Barcelona aceptan con resignación el derribo de su templo, sobre el que se levantará la nueva facultad de Medicina de la Fundación Blanquerna a la que el Arzobispado de Barcelona ha cedido el uso de este terreno durante los próximos 90 años.
Hace días que esta iglesia, emplazada en el número 401 de la Travessera de Gràcia, ya no acoge misas, siguiendo las órdenes del cardenal Juan José Omella. La archidiócesis también le ha retirado la condición de lugar sagrado y ha suspendido a su rector a divinis por una supuesta desobediencia que los feligreses niegan. No obstante, y pese a tenerlo todo en contra, los fieles siguieron haciendo muestra de su ferviente fe hasta el viernes, fecha en la que el templo fue despojado del sagrario y fue cerrado a cal y canto a la espera de que se materialice su destrucción.
La Asociación de Amigos del Templo Parroquial del Espíritu Santo ha desistido en su intento de frenar el derribo. Su abogado, Amado García Cuenca, ha confirmado a Crónica Global que se han retirado del contencioso tras el mazazo de la resolución judicial que desestimó la medida cautelar, y que disipa cualquier tipo de esperanza de frenar el inminente derribo. La asociación llevó el caso a los tribunales e interpuso un recurso ordinario contencioso con medidas cautelares a efectos de evitar que echasen abajo la parroquia. Este hecho les permitió ganar tiempo, pues la demolición estaba prevista para el 2 de mayo.
Sin embargo, hace unos días, la Sala 2 del Tribunal Contencioso Administrativo de Barcelona dictó un auto en el que denegaba las cautelares solicitadas. Un hecho que García Cuenca no comprende, pues la asociación a la que representa aportó documentación que incluía informes de los mejores vitralistas de España, que avalaban que este templo alberga una vidriera de unas características que la hacen única, aunque no estaba catalogada como Bien de Interés Cultural, aunque este trámite administrativo, que ha quedado en el aire, también estaba en curso.
Tras analizar un fallo que no deja resquicio a la esperanza, y ante el temor de perder el juicio y tener que asumir unas costas elevadas, la asociación ha decidido no seguir litigando.
Ataques de otros sectores
Además del revés jurídico, en los últimos días los laicos de la parroquia del Espíritu Santo han sufrido el ataque de otros sectores de la Iglesia como Catalunya Religió, medio en el que han llegado a referirse a ellos como “integristas”. Sin embargo, el letrado desmiente categóricamente estas acusaciones y asegura que la mayoría de los fieles de la parroquia son mujeres mayores y pacíficas “que viven su fe de corazón y sin hacer daño a nadie”.
Una muestra de ello es que, pese a tenerlo todo en contra, acudieron diariamente a la capilla hasta la clausura del templo el viernes. Lo hicieron a pesar de las exhortaciones del párroco, el señor José María Llorca, que les pidió que se marchasen para dar cumplimiento a la orden del cardenal Omella, y de las exhortaciones que les hizo el letrado para que abandonasen el recinto y evitar así cualquier represalia. Y es que el arzobispado y la Fundación Blanquerna, han demostrado “no tener ningún tipo de contemplación ni caridad” con esta comunidad, subrayan los feligreses.
El sacerdote, suspendido
El ejemplo más palmario es la suspensión a divinis del sacerdote, el señor Llorca, de forma que ya no puede ni celebrar misas, ni confesar a los fieles, ni administrar ningún sacramento para el que fue ordenado. “Lo dejó todo por entrar a ser sacerdote y fíjese usted cómo le paga su pastor”, lamenta uno de los fieles a preguntas de este medio, que aclara que, por el momento, no lo han reducido al estado laical. Lo que sí han hecho es sancionarlo, además, con 1.500 euros, pese al tremendo patrimonio que maneja la Iglesia como institución, por presuntamente desobedecer al arzobispado. Un hecho que los fieles niegan.
“Nunca ha desobedecido”, lo defiende el abogado García Cuenca, que si bien reconoce que Omella y el obispo auxiliar, Javier Vilanova, le pidieron que retirase el Santísimo expuesto, el sacerdote varias veces así lo intentó, y si no pudo ejecutar la orden fue porque los fieles se opusieron, aunque pacíficamente. “Ha sido suspendido, como lo fue el padre San Pío de Pietrelcina, que fue santificado por la forma en la que lo maltrataron”, manifiesta el abogado.
Una división en la Iglesia
Los fieles de la parroquia no entienden la actitud del Arzobispado de Barcelona, ni tampoco su forma de entender y de vivir la fe cristiana católica. Los fieles comentan que los representantes actuales de la archidiócesis profesan una fe “funcionarial” y que pareciese que estén enfocados en conservar el patrimonio de la Iglesia, en vez de la fe y el Evangelio, argumentan las fuentes consultadas pertenecientes a esta comunidad.
“La fe y actuar de Jesucristo eran diferentes: es el reflejo de la fe de estas mujeres laicas que acudían cada día a la parroquia del Espíritu Santo a pesar de ser exhortadas por el párroco y el abogado a que se marchasen para cumplir con las órdenes del cardenal. El Evangelio está personificado en ellas. ¿Dónde ha quedado el Evangelio de la caridad en el arzobispado? ¿Cuánta gente perderá su fe a consecuencia de esta actitud de la jerarquía? Cuando Jesucristo evangelizaba no perdía adeptos, con su mirada de amor cautivaba a las personas. Pero hoy la jerarquía que dirige el arzobispado, con su mirada y actos, espanta a los feligreses. El Evangelio del arzobispado es la antítesis del Evangelio de estas mujeres”, argumenta el abogado.
Alegan que el cardenal Omella es un “estratega”
De hecho, los feligreses aseguran que el jueves, después de que la archidiócesis hubiese retirado el Santísimo de la parroquia por medio de un sacerdote enviado por el arzobispado que accedió al templo y se llevó a la boca al Santísimo expuesto, los laicos continuaron yendo a rezar, pues quedaba en la capilla el sagrario con hostias consagradas. “El señor estaba dentro”, defendían. Sin embargo, el viernes, la archidiócesis retiró el sagrario, cerró el templo a cal y canto y puso un vigilante de seguridad.
“De pastores tienen la apariencia, pero son unos estrategas del mundo”, arremeten los feligreses afectados. “Unos estrategas frente a unas mujeres mayores movidas por la fe, indefensas, y que desean una adoración perpetua a Dios. Tienen una fe que ya les gustaría tener a otras personas en cuanto a convicción de valores, pero no son ningunas integristas como se les acusó por algunos medios, los integristas matan, ellas sólo adoran y rezan a Dios”.