Lareducción de la presión del agua es una de las respuestas más controvertidas en la lucha contra la sequía y, por el momento, se ataja de manera desigual en Cataluña. El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) es la entidad territorial que más apuesta por este mecanismo, visto por la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) como una medida "quirúrgica".
Los vecinos de los siete municipios del entorno de la capital catalana que más agua despilfarran serán los primeros en ver cómo sale menos agua de los grifos de sus casas y negocios. A ellos se les podría sumar más adelante los habitantes de importantes ciudades como Sabadell y Manresa en la provincia barcelonesa y Figueres en Girona, donde hay pruebas en marcha.
Medida incluida en el plan metropolitano de contingencia
La reducción de la presión de la red en Begues, Cervelló, Corbera de Llobregat, la Palma de Cervelló, Sant Just Desvern, Sant Vicenç dels Horts y Tiana se empezará a aplicar a partir del 11 de marzo. Ha sido consensuada con los ayuntamientos y con las compañías suministradoras, aplicando el Plan metropolitano de contingencia operacional en tiempo de sequía aprobado por el AMB.
Se trata de ciudades pequeñas, muchas de ellas con urbanizaciones de casas con piscina y jardín, motivo que explica los altos niveles de consumo de agua. Además, sus edificios de poca altura facilitan su aplicación.
Posibilidad de réplica en otros municipios del AMB
En caso de continuar la situación actual de sequía, el AMB prevé extender paulatinamente las medidas de reducción de presión en otras ciudades, comenzando por las que tienen las dotaciones más elevadas de consumo.
De hecho, la entidad supramunicipal estima que unos 24.000 abonados domésticos superan el límite de los 200 litros por habitante y día (es la dotación máxima en estado de emergencia), lo que supone únicamente un 1,5% del total de abonados del área metropolitana.
Medida "quirúrgica" para la ACA
Por su parte, la Agència Catalana de l'Aigua (así como la Generalitat, de la que depende) se refiere a este mecanismo como una "medida quirúrgica". Se trata de una medida sensible que sólo debe aplicarse en casas y edificios bajos porque, de lo contrario, el suministro no llegaría a los pisos más altos; la reducción de la presión no debe suponer en ningún caso un corte de grifo para ningún consumidor, insisten.
Es por este motivo que las autoridades catalanas rechazan la posibilidad de generalizar esta medida y siempre han hablado de, como mucho, reducir la presión del agua en determinados pueblos o incluso barrios, y siempre tras un minucioso estudio que lo permita. Un extremo que se mantiene a día de hoy, han confirmado a este medio voces de la entidad gestora de los recursos hídricos de la comunidad.
"No todos los municipios tienen los mismos tipos de edificaciones, no es lo mismo un pueblo que una ciudad", dijo el conseller David Mascort a principios de febrero, cuando la Generalitat agravó las restricciones al 80% de los catalanes.
Pruebas en Sabadell, Manresa y Figueres
Así las cosas, la ACA no tiene competencias para reducir la presión del agua en las localidades, sino que es una función que corresponde a los ayuntamientos (o a la AMB en el caso de Barcelona y su entorno). La medida está contemplada en el plan de emergencia por la sequía, pero tan sólo como una opción más al alcance de las entidades locales para recortar el despilfarro.
Algunas ciudades no cubiertas por el AMB se han puesto manos a la obra y estudian su aplicación; se trata de Sabadell, Manresa y Figueres, que están haciendo pruebas en zonas concretas. En su caso, quieren comprobar su viabilidad como alternativa a eventuales cortes de suministro, cosa que permitiría mantener presiones mínimas y evitar incidencias como entradas de aire a la red. Además, se contempla hacerlo de noche para reducir molestias.
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