Este miércoles se sientan en la Sección 21 de la Audiencia Provincial de Barcelona dos de los presuntos miembros de una organización criminal conformada por ocho personas que utilizaron el nombre de un falso patriarca de La Mina para extorsionar a decenas de empresas catalanas.
Según el escrito de acusación de la fiscalía, entre marzo y septiembre de 2016, este grupo criminal ofreció a varias compañías una prueba gratuita de herramientas, materiales y equipos con los que prometían mejorar su rendimiento y su producción. No obstante, después de prometer que la prueba piloto no tendría ningún coste, el grupo criminal regresaba a estas empresas y reclamaba a sus responsables una elevada suma de dinero. Los procesados llegaron a pedir hasta 9.000 euros por las herramientas prestadas bajo amenazas “serias y creíbles” de destrozar o quemar las instalaciones e incluso acabar con la vida de los empresarios.
Amenazas de muerte
El primer palo lo pegaron en marzo de 2016, cuando uno de los miembros de esta banda se presentó en una empresa de Santa Maria de Merlès y le ofreció al jefe de mantenimiento una prueba gratuita para el tratamiento de unas herramientas. En los días posteriores uno de los acusados se puso en contacto con la compañía mediante llamadas telefónicas y correos electrónicos en los que exigió el pago de 3.000 euros manifestando a los responsables que “si no sabían que hablaban con el patriarca de los gitanos”. Ese mismo mes extorsionaron a otro empresario, al que pidieron 8.840 euros. Ninguno de estos primeros ejecutivos se doblegó ante las amenazas.
Así las cosas, la banda estuvo inactiva hasta verano, cuando retomó su actividad criminal de forma frenética. En junio intentaron lo mismo con el encargado de una empresa de Barcelona, que se negó a efectuar pago alguno. Tras amenazarlo “de forma velada” durante meses insinuando que lo matarían si no abonaba 3.000 euros, finalmente, este les transfirió 200 euros en septiembre.
Siguiendo este modus operandi el grupo visitó, entre julio y agosto, aserraderos, almacenes agrícolas y naves industriales salpicados por la geografía catalana. Allí, sembraron el pánico en sus responsables. “Somos los gitanos de La Mina, si no pagas tú lo hará tu familia” o “me da igual matar a uno que a 50, somos los gitanos de La Mina”, fueron algunas de las expresiones que profirieron en las llamadas telefónicas que realizaron en los días posteriores al préstamo de la muestra gratuita.
Una empresa pagó más de 4.000 euros
En el mes de julio, tras prestar unas pinzas de afilado a una empresa, el grupo criminal exigió el pago de 2.500 euros. Ante la negativa, uno de los acusados hizo “un gesto inequívoco” de cortarle el cuello al responsable, que pagó 2.240 euros.
En agosto el grupo criminal intensificó las amenazas hacia los propietarios de las empresas. En las llamadas, uno de sus miembros comenzó a identificarse como “el patriarca”, que “se había pasado 20 años en la cárcel de La Modelo y podía matar a 5.000 mossos” y que “cortaría los brazos y piernas” a las víctimas. En ese mes consiguieron que el director financiero de una compañía les entregara 4.598 euros, la cifra más alta, tras amenazarlo con “cortarle los huevos” y perseguir a su familia.
Ajustaban su discurso
En algunas ocasiones los acusados llegaron a ir en persona a las instalaciones, bajo el pretexto de recoger las herramientas, pero en realidad exigieron el dinero, para posteriormente continuar con la extorsión por la vía telefónica o por correo electrónico.
La banda ajustaba su discurso según la ubicación de las empresas. Si esta estaba en la provincia de Lleida, decían conocer al “jefe de Lleida, el patriarca de los gitanos” de la zona. Si las instalaciones se ubicaban en Girona, “que conocían a muchos gitanos en Girona”.
El 'tío Chato'
En las de Barcelona, se identificaban como el patriarca tío Chato, apodo que ostenta uno de los miembros de los Pelúos, uno de los clanes más conocidos del barrio de Sant Roc de Badalona, pero que nunca fue patriarca de La Mina.
En esa época este cargo en la barriada de Sant Adrià de Besòs lo ostentaba el tío Cristina o tío Ángel, del clan de Los Manolos. De hecho, en esa misma época los Pelúos fueron expulsados, junto a los Zorros, los Manuel y los Cascabel, por el asesinato de un joven de los Baltasares en la discoteca Nirvana de Barcelona.
Más de 15.000 euros
El grupo criminal extorsionó a 32 empresas, de las cuales 14 pagaron diversas sumas de dinero por temor a que las amenazas se materializaran. En total, la banda se hizo con 15.299,7 euros. De estos, sólo reclaman cuatro afectados, que piden que les devuelvan 4.860 euros.
Por estos hechos la fiscalía pide para los acusados penas que oscilan entre los cinco y los 11 años de prisión.