La Policía Nacional ha desarticulado una organización que realizaba rituales neochamánicos y prometía mejoras físicas y emocionales mediante el consumo de ayahuasca, sapo o peyote, todas ellas sustancias psicoactivas prohibidas y peligrosas para la salud.
La secta, con sede en la selva colombiana y asentada en España, contaba con un miembro que operaba en Lloret de Mar (Girona), que ha sido detenido y acusado de pertenecer a una organización criminal y de delitos contra la salud pública.
Una veintena de detenidos
En total, los agentes han detenido a 18 personas en distintos puntos de la geografía española e intervenido 60 kilos de ayahuasca y un kilo de mescalina que trataban de introducir a través del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.
A algunos, además, se les imputan delitos de trata de seres humanos, intrusismo profesional, contra los derechos de los trabajadores, contrabando e infracción de la ley de extranjería. Al líder de la organización, quien falleció durante la instrucción de la causa y al que consideraban un maestro espiritual o gurú, se le sumaron delitos contra la libertad e indemnidad sexual y de favorecimiento a la inmigración clandestina.
🚩Desarticulada una organización criminal asentada en 🇪🇸 dedicada a realizar rituales neochamánicos
— Policía Nacional (@policia) fw">January 17, 2024
<br />🚔18 detenidos
Sedes en distintos puntos de España y otros países como #Francia, #Italia, #Bélgica, #Irlanda, #Finlandia, fw">#Rumania, #Malta, #México, #Colombia y #Turquía pic.twitter.com/t8UU3cI3th
Activos en Barcelona
La investigación comenzó al detectarse a través de redes sociales y sitios web que se promocionaban la celebración de rituales neochamánicos en España. Tenían sus puntos de acción en los llamados "epicentros de evolución interior", distribuidos por Madrid, Barcelona, Málaga, Granada e Ibiza.
Los agentes comprobaron que la sede de la organización estaba radicada en la selva colombiana, donde disponían de los medios y la materia prima para elaborar las sustancias que posteriormente introducían a través del aeropuerto madrileño mediante "mulas" o simulando importaciones de otros productos.
Rituales supervisados por un médico colegiado
En las referidas sedes de la organización residían algunos miembros de la secta, obligados a realizar largas jornadas de trabajo en condiciones irregulares, y celebraban sus retiros "de evolución interior", en los que se suministraban las sustancias psicoactivas a sus adeptos.
Para ello contaban con la supervisión de un médico colegiado y su pareja, la cual se hacía pasar por licenciada en medicina, con el fin de avalar la idoneidad de la práctica. Este tipo de sectas en ocasiones emplea estas sustancias como terapia sustitutiva de la medicina convencional.