Los 14 neonazis que durante un año asediaron a la comunidad musulmana de Nou Barris y atacaron la mezquita de la calle Japón de Barcelona no pisarán la cárcel. Antes del juicio, que se ha celebrado este jueves en la Audiencia Provincial de Barcelona, los acusados han llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona, que se ha personado como acusación popular, y la fiscalía, que inicialmente pedía penas de hasta 10 años de prisión, y que finalmente ha rebajado hasta los dos años y medio.
El tribunal de la Sección 19 de la Audiencia de Barcelona ha condenado in voce a los 14 neonazis a penas que oscilan entre un año y dos años y medio de cárcel y ha acordado suspender su entrada en prisión a cambio de que paguen una indemnización a la comunidad islámica de Nou Barris.
Condenados a hacer un curso de igualdad
También tendrán que completar un curso sobre igualdad, medida que los acusados, muchos de ellos tatuados con simbología nazi, se han tomado a mofa. La mayor pena ha recaído sobre Alberto Bruguera, líder de Democracia Nacional en Cataluña y otros cinco cargos de este partido de ultraderecha. Cabe destacar que eran 15 los acusados, pero uno se ha declarado en rebeldía.
Los 14 acusados presentes en la Sala han reconocido uno tras otros los hechos, respaldados por sus homólogos. Solo uno de ellos se ha negado a hacerlo, aunque finalmente se ha sumado al pacto, no sin antes subrayar que no está de acuerdo.
Ataques a la mezquita y sus fieles
Los hechos por los que han sido condenados se remontan a 2017. Los ahora condenados, que no vivían en Nou Barris y muchos de ellos ni siquiera residían en Barcelona, comenzaron a acudir a las caceroladas vecinales en contra de la apertura de una mezquita en la calle Japón. La fiscalía sostiene que estos jóvenes, militantes en partidos de extrema derecha “se introducían deliberadamente entre los vecinos” y, utilizando un megáfono, exaltaban a los manifestantes “con el firme propósito de incrementar la frecuencia e intensidad de las protestas” así como el odio hacia la comunidad.
En las múltiples concentraciones a las que acudieron durante un año entero --hasta marzo de 2018-- pegaron adhesivos en la fachada en los que se podía leer “Mezquita no”, “Esta es nuestra tierra y vamos a defenderla” o “Seis millones de parados, seis millones de inmigrantes a su casa. Recuperemos nuestro país”.
Los condenados fueron elevando el nivel de violencia de las protestas semanales y acabaron arrojando pintura roja contra el centro de culto “simulando sangre” y colocando silicona y grasa de cerdo en las cerraduras, que quedaron inutilizadas. También lanzaron embutidos de cerdo en la entrada "como una forma más de ofender los sentimientos religiosos", añade el fiscal. Asimismo, escribieron con pintura negra sobre la fachada la palabra “terroristas”, entre otros muchos actos violentos contra la mezquita y sus fieles. En total, la fiscalía ha contabilizado una treintena de ataques contra el centro de culto y la comunidad musulmana.
Mensajes de odio en las redes
También vertieron mensajes de odio contra los musulmanes en Twitter, red social que en 2017 acumulaba en España 4.900.000 usuarios, y en Facebook, con 29.000.000 internautas. La fiscalía sostiene que estos comentarios públicos fueron accesibles a todos ellos, dado que las cuentas eran públicas.
Albert Bruguera, líder de Democracia Nacional, compartió en su perfil de Facebook una publicación en la que decía estar “cansado de ver la invasión producida por el Islam”. También mostró su rechazo a acoger refugiados y compartió contenidos con el objetivo, sostiene la fiscalía, de “generar en la población sentimientos de rechazo contra la apertura de nuevas mezquitas en Cataluña, atribuyéndoles un supuesto peligro de atentado terrorista”. En el escrito de la fiscalía se recogen innumerables publicaciones por el estilo de Bruguera y el resto de acusados.
“¡Heil Hitler!” y saludo romano
Además del asedio a la comunidad musulmana, en 2017 los ahora condenados atacaron a miembros de la asociación Nou Barris Acull que habían acudido a la mezquita en muestra de apoyo a la comunidad musulmana. También a otros grupos de extrema izquierda, a los que lanzaron botellas y frente a los que gritaron “¡Heil Hitler!” mientras hacían el saludo romano.