Los 15 neonazis acusados de atacar la mezquita de la calle Japón de Barcelona y de “hostigar” a la comunidad musulmana de Nou Barris entre durante un año ultiman un pacto con la fiscalía para intentar rebajar sus condenas, que podrían elevarse hasta los cuatro años de prisión. Los ultras tratan de conseguir que el Ministerio Público acepte llegar a un acuerdo con ellos ante la celebración inminente del juicio, que arranca mañana, jueves, en la sección 10 de la Audiencia Provincial de Barcelona.
En su escrito de acusación, la fiscalía sostiene que desde principios de 2017 y hasta marzo de 2018, los ahora acusados, muchos de ellos militantes de Democracia Nacional, “de manera sistemática y mantenida en el tiempo” llevaron a cabo una campaña de “acoso y hostigamiento” hacia la comunidad musulmana de Nou Barris y su lugar de culto.
Pegatinas, pintura y amenazas
Los acusados, que la fiscalía describe como militantes y simpatizantes de formaciones políticas de extrema derecha, entre los que destaca el secretario general de Democracia Nacional en Cataluña, Albert Bruguera, comenzaron a molestar a la comunidad con caceroladas al enterarse de la apertura de una nueva mezquita. Además, pegaron adhesivos en la fachada en los que se podía leer “Mezquita no”, “Esta es nuestra tierra y vamos a defenderla” o “Seis millones de parados, seis millones de inmigrantes a su casa. Recuperemos nuestro país”.
Los ahora acusados fueron elevando el nivel de violencia de las protestas semanales y acabaron arrojando pintura roja contra el centro de culto “simulando sangre” y colocando silicona y grasa de cerdo en las cerraduras, que quedaron inutilizadas. También colgaron embutidos de cerdo en la entrada "como una forma más de ofender sus sentimientos religiosos", añade el fiscal. Asimismo, escribieron con pintura negra sobre la fachada la palabra “terroristas”, entre otros muchos actos violentos contra la mezquita y sus fieles.
Ataques e insultos
En total, la fiscalía describe en su escrito hasta 30 incidentes, entre los que destaca uno de ellos en el que un grupo de acusados irrumpieron en la mezquita, se encararon con los feligreses que salían y "comenzaron a insultarles y amedrentarles con el fin de impedir que regresaran en futuras ocasiones".
En concreto, a Albert Bruguera, la fiscalía lo acusa, en uno de estos episodios, de amenazar, insultar y lanzar objetos, junto a otros procesados, a miembros de la comunidad religiosa mientras gritaban: “Mira qué valientes los hijos de puta estos” o “¡Qué cojones tienen, ya están aquí otra vez!".
Cabe destacar que, como explicó este medio, la formación ultraderechista está desactivada en Barceloan por este procedimiento judicial y por un encontronazo xenófobo en Sant Feliu de Llobregat.
Mensajes de odio en las redes
Además de los ataques a la mezquita, los acusa de difundir mensajes en las redes sociales con la intención de "generar entre la población profunda animadversión y prejuicios y estereotipos" contra los musulmanes.