Esta mañana la Unidad Marítima de los Mossos d'Esquadra han localizado un barco cargado hasta los topes con fardos de hachís cuando se disponía a abandonar el puerto de la Ginesta, en Sitges (Barcelona), según ha podido saber Crónica Global.
Los hechos se produjeron sobre las once de la mañana, cuando los agentes de la policía catalana interceptaron la embarcación recreativa y, durante un registro, localizaron varios bultos amontonados en la bodega de la nave.
Tras comprobar que se trataba de un gran cargamento de hachís, los agentes detuvieron al único tripulante, un hombre de 56 años. La División de Investigación Criminal (DIC) de Mossos d'Esquadra mantiene abierta una investigación para intentar localizar a otros miembros de la red.
El segundo desembarco en un mes
Se trata del segundo gran alijo de esta sustancia en los últimos meses en la localidad del Garraf. El 30 de agosto la Guardia Civil recuperó 4.555 kilos de hachís repartidos en 121 fardos, según avanzó La Vanguardia, y detuvo a 17 personas cuando intentaban cargarlos en una furgoneta y un todoterreno en la playa de Vallcarca.
Unos meses antes, en febrero, la policía catalana, en el marco de la Operación Pekín, se incautó de 5.500 kilos más en el puerto de Mataró. En aquella ocasión los agentes detuvieron in situ a 13 personas y a otras 13 posteriormente.
Nuevas rutas por la presión en el Estrecho
En los últimos cinco años los Mossos d’Esquadra se han incautado de 40 toneladas de esta sustancia. Solo entre enero y septiembre de 2023 la policía catalana ha intervenido 11.685 kilos de hachís –-el 66% en aprehensiones en el medio marítimo y el 34% restante durante su transporte por carretera-- y ha detenido a 912 personas, de las que 84 están directamente relacionadas con el crimen organizado.
Los Mossos d’Esquadra atribuyen el aumento del tráfico de esta droga a la presión judicial y policial en el sur de España, en puntos históricamente utilizados como vía de entrada al país por los narcotraficantes como La Línea de la Concepción o el Campo de Gibraltar, lo que ha provocado que las redes busquen rutas alternativas. Por eso, en los últimos años los grupos criminales han instalado sus bases logísticas en la costa de Cataluña y el Levante.