La lucha incansable de los Mossos d’Esquadra contra el tráfico de hachís se ha saldado con la aprehensión de 40 toneladas de esta sustancia en los últimos cinco años. Pero solo entre enero y septiembre de 2023 la policía catalana ha intervenido 11.685 kilos de hachís –-el 66% en aprehensiones en el medio marítimo y el 34% restante durante su transporte por carretera-- y ha detenido a 912 personas, de las que 84 están directamente relacionadas con el crimen organizado.
Los Mossos d’Esquadra atribuyen el aumento del tráfico de esta droga a la presión judicial y policial en el sur de España, en puntos históricamente utilizados como vía de entrada al país por los narcotraficantes como La Línea de la Concepción o el Campo de Gibraltar, lo que ha provocado que las redes busquen rutas alternativas. Por eso, en los últimos años los grupos criminales han instalado sus bases logísticas en la costa de Cataluña y el Levante.
Las 'narcolanchas'
Los investigadores han detectado que los grupos criminales locales se han reforzado y se han puesto al servicio de redes criminales de alcance nacional o internacional para ofrecerles puntualmente apoyo logístico. El inspector Antoni Salleras, jefe del Área Central de Crimen Organizado de la División de Investigación Criminal (DIC), ha explicado en una rueda de prensa este martes que, aunque el hachís no se produce en Cataluña, la comunidad se ha convertido en zona de paso. Por eso, en los últimos años las organizaciones locales han comenzado a utilizar talleres clandestinos para fabricar y ensamblar narcolanchas, embarcaciones semirrígidas con motores muy potentes que permiten trasladar la droga desde la costa marroquí hasta la catalana en muy poco tiempo.
Mediante estas narcolanchas, con capacidad para albergar entre 2.500 y 4.500 kilos de hachís, las redes criminales son capaces de trasladar la droga desde Marruecos a Cataluña sin repostar combustible durante la travesía. Estas embarcaciones, han explicado los Mossos d'Esquadra, no viajan a grandes velocidades para evitar dejar estelas en el agua que puedan ser detectadas desde un avión de control, pero si se sienten amenazadas pueden circular a velocidades que difícilmente los barcos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado pueden alcanzar.
El márketing del hachís
Uno de los ejemplos más recientes de estos desembarcos es el que dio comienzo a la Operación Pekín, en la que los Mossos se incautaron de 5,6 toneladas de hachís en una sola noche en el puerto de Mataró. Fueron los efectivos de seguridad ciudadana de la localidad del Maresme quienes recibieron un aviso del 112 en el que se alertaba de la presencia de tres embarcaciones sospechosas en las instalaciones portuarias.
Hasta el lugar se desplazaron efectivos de la policía catalana, que detuvieron in situ a 13 personas y a otras 13 posteriormente. Josep Antoni Lopez Garzón, jefe del Área de Investigació Criminal (AIC) de la Región Metropolitana Norte, ha expresado que el grupo criminal sobornó a uno de los trabajadores del puerto, que les facilitó el acceso y les dio indicaciones precisas para efectuar el desembarco. En solo 18 minutos lograron desembarcar más de 2.000 kilos de hachís, que consiguieron llevarse en una furgoneta, pero los Mossos interceptaron otros 5.600 kilos que no salieron del puerto.
Además, los investigadores de la policía catalana han detectado un perfeccionamiento de los grupos, que fabrican fardos mejor elaborados, con rafia de una mayor calidad y que incluyen incluso pegatinas con las que pretenden crear su propia marca. Además, ahora los fardos ya no portan un asa, sino dos, lo que permite descargarlos como si se tratase de una mochila. Y es que también han aumentado su tamaño, pasando de contener 30 kilos de droga a 36.
Se multiplican las aprehensiones
En este escenario, los Mossos d’Esquadra centran sus esfuerzos en desarticular organizaciones criminales que aprovechan la extensa costa catalana y la amplia red viaria de la comunidad para trasladar el hachís hacia otros puntos de Europa. Por eso, entre enero y septiembre de este año, se han intensificado de forma notable las operaciones e investigaciones efectuadas por la División de Investigación Criminal (DIC). También han puesto en marcha una medida inédita en el país: el uso de escáneres portátiles para revisar las mercancías de los camiones a su paso por Cataluña para interceptar cargas de hachís que viajan desde el sur de España hasta el norte de Europa.
El esfuerzo policial se ha visto traducido en un aumento de las aprehensiones, pasando de 5,5 toneladas en 2021 a 7,5 en 2022 y 11,5 en lo que va de año. Hace tres años los Mossos desmantelaron cinco grupos criminales, 10 en 2022 y 15 en lo que va de 2023. Aunque se ha detectado un ligero incremento del uso de la violencia --pasando de siete hechos violentos el año pasado a 13 en 2023--, todos los episodios están relacionados con disputas entre grupos criminales enmarcados en narcoasaltos.
Coordinación con otros cuerpos
Las ramificaciones de estos grupos criminales en otras zonas del país ha llevado a los Mossos d'Esquadra a potenciar equipos conjuntos con el resto de cuerpos policiales a través del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CITCO) que se traduce en extensas investigaciones a nivel nacional. En el ámbito internacional, la policía catalana trabaja de forma coordinada con Europol (policial) y con Eurojust (judicial). Esto ha permitido efectuar operativos de forma simultánea en varios países como Alemania y Francia para desmantelar redes criminales al completo.