El neurocientífico del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) fallecido con síntomas compatibles con el síndrome Creutzfeldt-Jakob, la enfermedad contagiosa que investigaba a espaldas de la institución, enviaba muestras biológicas de alto riesgo por correo ordinario.
El caso se destapó después de que en 2020 se hallaran miles de muestras no autorizadas en un congelador de uno de los laboratorios del Idibell, justo un mes después de que el neurocientífico, que murió a los 45 años y con síntomas compatibles con el síndrome en 2022, pidiera una baja. Tras este preocupante hallazgo, la Universidad de Barcelona (UB) clausuró el laboratorio y lo descontaminó. Además, inició una investigación que ha terminado en manos de los Mossos d’Esquadra, que recopilan datos para determinar si la muerte del científico tiene relación con estas muestras.
Las enviaba desde Alemania y Portugal
Ahora, según ha podido saber La Vanguardia, se ha conocido que el científico fallecido solicitaba muestras con priones activos a Alemania y a Portugal y las enviaba a España poniéndose a sí mismo como remitente. As fue como las introdujo en el laboratorio del Idibell sin registrar y a espaldas de sus compañeros.
El mismo medio apunta que estos los priones que usó en sus experimentos, pese a que el laboratorio en el que los efectuaba no cuenta con las medidas de seguridad necesarias para desarrollar este tipo de análisis, pues está catalogado con un 1 sobre 4 en bioseguridad, siendo necesario al menos un nivel 3 para manipular priones de una enfermedad considerada como letal.
Sus compañeros manipularon las muestras
El mismo medio apunta que las muestras biológicas viajaban desde estos países en cajas de poliespan dentro de otras de cartón y que, a su llegada al Idibell, el neurocientífico pedía a otros investigadores del laboratorio que las manipularan, pese a no haberles informado previamente de lo que contenían. Por eso, algunos de sus compañeros podrían haber estado en contacto con estas muestras sin llevar trajes de seguridad ni tomar ninguna medida para no infectarse.
En el laboratorio en el que se manipularon las muestras, el 4141 del Idibell, trabajan una decena de científicos, además de otros compañeros y personal de limpieza y mantenimiento que accedieron al mismo sin tomar ningún tipo de precaución. El mismo medio apunta que la infección tiene un periodo de incubación lento y no se puede diagnosticar hasta que aparecen los primeros síntomas. A partir de ese momento, se desarrolla de forma rápida, siendo la mayoría de casos letal.