La extenista de élite Arantxa Sánchez Vicario tenía dinero suficiente en sus cuentas en 2009 como para saldar la astronómica deuda contraída con el Banco de Luxemburgo cuando ella y su marido cogieron las riendas de su fortuna. Así lo ha asegurado este jueves el que en aquel momento era su abogado, Buenaventura Castellanos, que ha expresado que cuando ella comenzó a gestionar su patrimonio, --tarea de la que se ocupaba su padre Emilio Sánchez hasta noviembre de 2009-- “estaba intacto”.
El abogado, que renunció a continuar asesorándola en enero de 2010, ha recordado que la tenista, acompañada del que entonces era su marido, el empresario Josep Santa Cana, se presentó en una notaría y le pidió, “de sopetón, revocar los poderes a sus padres”. Como consecuencia, ha añadido el exadministrador, se organizó “una transacción lo más plácida posible” para que ella y Santacana pudieran disponer de sus bienes a su antojo.
Las instrucciones las daba Santacana
Cuando la gestión patrimonial recayó en manos de la triple campeona del Roland Garros, las instrucciones las daba su marido Josep Santacana, ha precisado el abogado. "Recibo una comunicación o una instrucción del señor Santacana, que quieren traspasar cinco de los inmuebles a una sociedad porque los quieren mantener unificados en una sola estructura", ha relatado en referencia a la presunta descapitalización el abogado, que ha declarado en calidad de testigo durante la segunda sesión del juicio celebrado en el penal 25 de Barcelona.
El que fue gestor del patrimonio de la deportista junto al padre de ésta, Emilio Sánchez, ha precisado que desde ese momento el interlocutor siempre fue Santacana, pues aunque "ella estaba informada de todo, no estaba en la gestión del día a día". Entre las operaciones que el testigo hizo con el exmarido de Vicario, ha enumerado la firma de un cheque por valor de 300.000 euros para las obras de una casa en Formentera y también la retirada de 50.000 euros en efectivo.
Ella asegura que quería pagar
El lunes, durante la primera sesión del juicio, la extenista aseguró frente al juez que ella “quería pagar” la deuda con el Banco de Luxemburgo --un contraaval prestado por la entidad tras ser condenada en 2009 por el Tribunal Supremo por defraudar a Hacienda-- pero que su marido insistió en que no lo hiciera. “Él me dijo que no, que mejor que pagarle al banco era que lo tuviéramos nosotros. Me fie de él y me arrepiento”, declaró la deportista.
Arantxa Sánchez Vicario explicó entre lágrimas que la idea de descapitalizar su patrimonio para no saldar la deuda no fue de su padre --quien gestionó su fortuna hasta 2009-- como ella aseguró inicialmente en su libro de memorias, sino de su exmarido. “Él me obligó a decir eso”, declaró ayer. Según ella, fue él también quien eligió a los testaferros, fue a las notarías y le dio documentos en blanco para que los firmara. “Yo no sabía gestionar, me dedicaba a jugar al tenis”, se excusó.
Él niega que no tenga dinero
La extenista confirmó que ya ha devuelto 1,9 millones de euros al Banco de Luxemburgo, motivo por el que la fiscalía, que inicialmente solicitaba para ella cuatro años de cárcel, podría reducir la petición de condena. “Estoy haciendo un esfuerzo estratosférico”, expresó entre sollozos.
Por su parte, el empresario Josep Santacana, que declarará el viernes, respondió en una entrevista en El País que “no es cierto” que Sánchez Vicario, de quien se divorció en 2018, sufra dificultades económicas. “Vive en un apartamento de lujo junto a la bahía de Miami, a 200 metros de la casa de Enrique Iglesias”, se defendió el empresario. “Arantxa tiene sociedades, dinero e inmuebles. Siempre ha tenido, y continúa teniendo, su patrimonio oculto”.