Más de dos horas de espera. Los vigilantes del metro de Barcelona han aguardado este tiempo a que los efectivos de los Mossos d'Esquadra se desplazaran hasta una parada para identificar a un pasajero conflictivo.
Los hechos han ocurrido este domingo a primera hora de la mañana en la parada de plaza Urquinaona de la línea 4 del suburbano según ha denunciado ADN Sindical, la organización mayoritaria en la seguridad privada.
Sin suficientes mossos
"A las seis y media de la mañana, los compañeros han interceptado a un individuo con arma punzante y actitud violenta", relata un vigilante a este medio.
Pero al contactar con los Mossos, la policía autonómica ha respondido que no se contaba con suficientes dotaciones para asistir al personal de seguridad. Finalmente, los uniformados han llegado sobre las nueve y media de la mañana, casi dos horas después de la petición de ayuda.
Comisaría de metro
El sindicato lamenta que "cada vez es más frecuente" que no haya suficientes agentes de policía para ayudar a los trabajadores que controlan el metro.
Por eso, ADN Sindical ha solicitado que se abra la comisaría de metro ubicada en plaza Cataluña y se habiliten zonas para trasladar temporalmente a los arrestados. También exigen que haya más interventores en los torniquetes de acceso y que se abastezca a los vigilantes de sprays de gas pimienta.
Agresiones brutales
El malestar se agranda por la sucesión de agresiones, cada vez más violentas, que sufren en el transporte público. Una de las últimas se produjo en la estación de metro Joanic, cercana a varias discotecas, cuando un grupo de jóvenes intentó colarse en la estación sin billete.
Al ser recriminados, los jóvenes la emprendieron contra un binomio de vigilantes, uno de los cuales llegó a perder dos dientes en la refriega. En marzo, tres jóvenes que pintaban grafitis en un tren se enfrentaron al personal de seguridad. Son solo dos episodios de una dinámica que ha puesto en alerta al colectivo.