Adaia López, la condenada en firme a seis años de prisión por arrancar la lengua a su novio Aarón en 2016, ha agotado los 15 días que la Audiencia Provincial de Barcelona le otorgó para ingresar voluntariamente en un centro penitenciario para cumplir con la pena impuesta. Sin embargo, cuando ya se ha excedido la fecha límite, la joven sigue sin pisar la cárcel.
En las últimas, semanas Adaia López ha compartido a través de sus redes sociales numerosas imágenes en playas, restaurantes y chiringuitos de Lloret de Mar (Girona), posts en los que incluso ha asegurado estar “organizando sus vacaciones”, ajena a la requisitoria de ingreso en prisión. Es más, la joven ha publicado dos imágenes posando frente al Arco de Triunfo de Barcelona, que se erige a pocos metros de la misma audiencia que la condenó en firme a seis años de prisión y a abonar 67.210,39 euros a su ex por los perjuicios causados, en un claro desafío a la justicia.
De Tailandia a la Costa Brava
Adaia López ha cambiado las playas paradisíacas de Tailandia, donde permaneció durante varias semanas, por las de la Costa Brava. De hecho, su viaje al destino asiático en marzo hizo saltar todas las alarmas, pues eligió un país sin acuerdo de extradición con España coincidiendo con el momento en el que la defensa de su expareja, el abogado Pepe Rey, solicitó a la Audiencia de Barcelona que ejecutara la sentencia que la condenó a prisión en 2021.
Los hechos por los que fue condenada sucedieron el 26 de junio de 2016, cuando la pareja mantuvo una fuerte discusión en el domicilio que ambos compartían en Vilanova i la Geltrú. Sus versiones sobre lo que ocurrió aquella noche en su vivienda son completamente opuestas, como quedó de manifiesto en la sala de vistas que albergó el juicio por un caso de denuncias cruzadas. Aunque la sentencia recoge que “el episodio no está lo suficientemente claro”, la balanza de la justicia se inclinó hacia el lado de Aarón, que salió absuelto de un delito de lesiones.
Le seccionó la lengua
Según el testimonio de Aarón, la ahora condenada entró en cólera después de que él hiciera un comentario sin importancia sobre la cena, un enfado que provocó que la joven abandonara el domicilio que compartían en un claro estado de ansiedad. Por eso, él la siguió para calmarla.
Una vez de regreso al piso, la víctima aseguró frente al tribunal que trató de tranquilizarla para evitar que siguiera arrojando cosas al suelo, como recoge la sentencia a la que ha tenido acceso este medio. Cuando aparentemente se había calmado, la abrazó y le dio un beso en la boca. Fue en ese momento cuando ella le mordió la lengua, seccionándosela a la altura del frenillo, y la escupió al suelo. A raíz de estos hechos él presenta graves secuelas: además de un perjuicio estético, tiene problemas para percibir algunos sabores, para deglutir y para pronunciar algunos fonemas, con el especial hándicap que esto supone, dado que es licenciado en Filología inglesa.
La versión de ella
Ella, por su parte, declaró que tras regresar a casa después de una fuerte discusión, él la agarró por el cuello e intentó ahogarla. “Lo tenía todo borroso y solo veía la cara de rabia de él”, expresó en sede judicial. Según su versión, cuando él quiso reanimarla y le introdujo la lengua en la boca, ella apretó los dientes en un acto involuntario de defensa y se la seccionó. Durante este forcejeo, declaró, él también le produjo algunas lesiones.
Una versión que no convenció a los jueces, que en la sentencia reflejaron que para segar el músculo “no solo se requiere de una fuerza mecánica de gran intensidad, sino también de un movimiento de tracción”, es decir, que o bien ella tiró de la lengua con ímpetu o él se retiró bruscamente. Además, quedó acreditado que las “lesiones de mínima entidad” que ella presentaba en el hombro eran compatibles con que él la hubiera apartado, mientras que el pequeño desgarro en el frenillo coincidía con un piercing que llevaba cuando agredió a su novio.
Condenada a seis años de cárcel
Por estos hechos, Adaia López fue condenada a seis años de cárcel por la Sección 20 de la Audiencia Provincial de Barcelona en mayo de 2021. Sin embargo, su abogado presentó un recurso a la Sala de apelaciones de la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que fue desestimado, y contra esta sentencia presentó un recurso de casación ante el Tribunal Supremo, que fue inadmitido a trámite el 1 de diciembre de 2022. Desde entonces, y tras agotar todas las posibilidades de recurso, la sentencia es firme.
Después de que el último recurso cayera en la criba del Supremo, el caso regresó al TSJC, que a su vez lo remitió a la Sección 20, la sala sentenciadora, para que ejecutara la condena. Ahora, una vez terminado el plazo para entrar por su propio pie en un centro penitenciario, el tiempo se agota para Adaia, que debe cumplir con la pena de seis años, además de pagar una indemnización de 67.210 euros a su ex y no acercarse a él a menos de un kilómetro durante los próximos 11 años.