En el entorno privilegiado del valle de La Cerdanya, horadado por el serpenteo del río Segre, se levanta la Torre del Remei, un emblemático palacete modernista del siglo XX, hoy en manos de la familia Biosca y gestionado por el grupo hotelero Serras Collection.
A pesar de que la firma que gestiona el empresario hotelero Jordi Serra, junto a sus hijos y en alianza con Antonio Bignone y Ona Matas, está especializada en hoteles boutique de cinco estrellas --en Barcelona; en Andorra, con un alojamiento que cuenta incluso con una pista de esquí privada; ahora en La Cerdanya con la Torre del Remei y, próximamente, en Sevilla-- la familia Serra apuesta por el lujo silencioso.
Lujo accesible
Su intención con el relanzamiento de la Torre del Remei en una de las zonas más exclusivas de La Cerdanya es romper las barreras que existen en torno a los hoteles de lujo y presentarlo de forma más accesible a todo el mundo. Por eso, Serras Collection ha apostado por abrir espacios, como el Botanic Bar, el restaurante Blanca y la bodega, en los que confluyan y disfruten tanto los huéspedes del hotel deluxe como los locales o visitantes.
Para abordar el reto de abrir estas estancias a todos los públicos y alejar la imagen de lujo inalcanzable, los gestores han puesto al mando de los fogones de su restaurante al chef Eugeni de Diego, que fue jefe de cocina en El Bulli, donde se formó en el mundo de las artes culinarias durante 15 años de la mano del reputado chef Ferran Adrià. En esta línea, De Diego ha diseñado una propuesta gastronómica basada en productos de kilómetro cero que incluirá desde elaboraciones más sofisticadas para los paladares más exquisitos, hasta fast food de alta calidad, pero a un precio más ajustado --como hamburguesas o sándwiches-- pasando por platos típicos de La Cerdanya. Además, para el Botanic Bar el chef ha creado también una carta de cócteles de autor.
El lujoso hotel
El palacete alberga 12 habitaciones y suites que combinan un diseño elegante y contemporáneo para ofrecer al máximo confort a sus huéspedes. La intención es que no tengan que preocuparse de nada desde el momento del check-in hasta su despedida, gozando con la comodidad que encontrarían en su propia casa. Todas las estancias, que cuentan con artículos premium de Natura Bissé, para hacer la experiencia más agradable, cuentan con chimeneas, amplios ventanales con vistas al jardín y baños de diseño.
Los muebles y las lámparas que adornan los diversos espacios han sido cuidadosamente seleccionados por la interiorista Eva Martínez, que ya asumió la decoración del hotel Serras de Barcelona, y que ha rescatado piezas únicas entre firmas de diseño y anticuarios, consiguiendo dotar a esta casa de un carácter único. En el mismo edificio se encuentran también la bodega, con una selección exquisita de más de 800 vinos, la coctelería de autor Botanic Bar y el restaurante Blanca, bautizado así en honor a la primera propietaria del palacete.
Dentro del mismo recinto se erige otra edificación, posterior a la Torre del Remei, conocido como La Masía, que dispone de otras 12 habitaciones de estilo más moderno, y que en el caso de las ubicadas en la planta baja cuentan con terraza privada con vistas a la piscina. En ambos casos la intención es que los huéspedes se sientan como en casa. Por eso, Serras Collection cuida al máximo todos los detalles, incluido el aroma, común a todos sus alojamientos, y que se elabora con aceites esenciales en exclusiva para la firma.
Un jardín de tres hectáreas
Al lado de La Masía, dentro de la propiedad de la familia Biosca, se levanta el Santuario de la Mare de Déu del Remei, un templo consagrado en el que se pueden celebrar eventos religiosos. Al otro lado del jardín los propietarios han instalado un invernadero, L’Hivernacle, una edificación de estructura metálica y cristal que emula a la construcción modernista del parque de la Ciutadella de Barcelona, pensado para acoger fiestas de hasta 400 personas.
El recinto también dispone de una piscina exterior y un gimnasio equipado con aparatos de última generación completamente acristalado para poder disfrutar de las vistas al jardín, que tiene una extensión de tres hectáreas, y que cuenta con un helipuerto y un lago. Muy cerca se encuentran también un huerto y un pequeño invernadero en el que se cultivan hortalizas y hierbas aromáticas que el chef Eugeni de Diego utiliza en la elaboración de los platos y cócteles.
Experiencias personalizadas
El hotel Torre del Remei se caracteriza por su versatilidad. Si bien es un lugar idílico en el que conectar con la naturaleza y refugiarse para descansar y desconectar, también ofrece multitud de actividades para los amantes del deporte. Desde la dirección han establecido sinergias con empresas locales para ofrecer experiencias personalizadas, como sesiones de yoga al aire libre, paseos a caballo, excursiones en bici, viajes en globo desde el propio jardín y torneos en un campo de golf de ensueño sin necesidad de ser miembro.
El propio hotel ofrece la posibilidad de visitar la pequeña bodega de Llivins, en Llívia, que elabora vinos de altura en su viña, situada a 1.200 metros de altitud. Los vinos que se elaboran aquí con la variedad sauvignon blanc, DGel y DNeu, son ecológicos y veganos. Para la producción del vino DGel es imprescindible que la vendimia se haga una noche gélida, con temperaturas negativas, para que la parte externa de las uvas esté congelada, una condición necesaria para conseguir un dulzor y una acidez característicos. Además de esta bodega, los huéspedes también pueden acercarse a la quesería Vall de Meranges.
Una casa para Blanca
El edificio, con inspiraciones neoclásicas francesas, diseñado por el arquitecto Calixto Freixa, uno de los discípulos de Antoni Gaudí, se inauguró en 1910 como regalo del banquero Agustí Manaut i Taberner a su hija Blanca Manaut i Uyà. Allí se trasladó la joven, junto a su servicio, compuesto únicamente por mujeres, hasta el estallido de la Guerra Civil en 1936. Durante la contienda se instaló en el privilegiado enclave, muy cercano a la frontera francesa, el anarquista Antonio Martín Escudero, apodado como El Cojo de Málaga, que controló con mano de hierro el valle desde su cuartel general. Posteriormente funcionó como hospital de guerra hasta el término de la contienda, cuando Blanca Manaut recuperó la propiedad. Aunque el preciado palacete se mantuvo incorruptible, el edificio que fue escenario de reuniones de políticos e intelectuales perdió su prestigio y acabó abandonado.
A finales de la década de los ochenta el chef Josep María Boix y su esposa, Loles Vidal, adquirieron la propiedad y en 1991 la abrieron al público como hotel y restaurante de lujo. Tras el fallecimiento de Vidal en 2014, Boix decidió desprenderse de la casa. Fue la familia Biosca quien, tras enamorarse de este palacete modernista, adquirió la propiedad en 2018 e invirtió más de 10 millones de euros en una fastuosa reforma, que ellos mismos supervisaron, para asegurarse de que se respetara la estructura original y los elementos ornamentales de la casa como las molduras de los techos. Con esta remodelación, en la que trabajaron 150 operarios durante nueve meses, la Torre del Remei se revalorizó hasta alcanzar los 15 millones de euros. Tras el paso del chef Carles Gaig y Fina Navarro, la familia Serra ha realizado una gran inversión para recuperar su ostentosidad, pero abierto a toda La Cerdanya.