Ante situaciones extremas, medidas desesperadas, como rezar para que llueva. Es lo que ha hecho el arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, quien en su carta dominical le ha pedido a san Isidro, patrón de los agricultores, que "conceda el agua" tan necesaria en estos tiempos de grave sequía. De este modo, sigue los pasos de la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, quien días atrás se encomendó a la Moreneta.
En su carta, titulada La popularidad de San Isidro Labrador, Omella ve "con preocupación" la situación de sequía, pide hacer todo lo posible y ruega al santo que haga llover. Hay que explicar que el 15 de mayo se clausura el Año Santo Jubilar de san Isidro Labrador, concedido por el papa Francisco con motivo de los 400 años de su canonización.
Signo de amor de Cristo
"Seamos muy conscientes de lo que esto significa y puede significar, si no cambia la situación actual. Hagamos todo lo que esté en nuestras manos. Pidamos a Dios que, por intercesión de san Isidro, nos conceda el agua que tanto necesitamos. Que la lluvia sea signo del amor de Cristo, fuente de agua viva", ruega el cardenal Omella, preocupado tanto por "el campo" como por "la ciudad" ante la escasez de agua.
En el escrito, también desarrolla la historia de san Isidro. "Nació en 1080 en el seno de una familia pobre y, según la tradición, fue un campesino de los alrededores de Madrid que trabajó toda su vida como jornalero. Se casó con María de la Cabeza, canonizada en 1697, tuvieron un hijo y se santificaron dentro de la sencillez de la vida familiar y de su trabajo. Murió el 15 de mayo de 1130", especifica Omella.
Patrón de Madrid y de los agricultores
A san Isidro, que es el patrón de Madrid y también de los agricultores, se le reconocieron varios milagros, entre ellos el de unos ángeles que le labraban las tierras mientras él oraba, para que no fuera acusado ante su dueño de muy piadoso y poco trabajador, y otro cuando hizo brotar agua de una roca viva para dar de beber a un sediento.
San Isidro fue canonizado en 1622 por el papa Gregorio XV y su devoción se extendió por Castilla y por Cataluña, sobre todo desde el siglo XVII, como escribió el sacerdote e historiador Joan Galtés, que recuerda que en 1624 se dedicó la primera capilla a san Isidro en Tossa de Mar (Girona).
Culto en Cataluña
"La devoción creció hasta el punto de desplazar progresivamente la veneración que los agricultores catalanes profesaban a san Galderico y a los santos Abdón y Senén, y el culto y la devoción a san Isidro se extendió aún más entre la gente del campo en Cataluña durante el siglo XVIII, hasta el punto de convertirse en el patrón indiscutible de los agricultores", concluye.