Las barreras culturales y lingüísticas suponen una importante limitación en la accesibilidad a los servicios de salud en los centros de atención primaria (CAP). En algunos barrios de Barcelona vive un alto porcentaje de ciudadanos migrantes que no dominan ni el castellano ni el catalán. Desde hace unos años, los ambulatorios catalanes que atienden a esta población disponen de un perfil profesional que ayuda a los sanitarios a ofrecer una mejor atención a miles de personas.
Se trata de las mediadoras culturales, una figura que facilita el entendimiento idiomático y cultural entre los pacientes extranjeros y el personal sanitario para garantizar la calidad de la asistencia sanitaria. Hace tres meses, el Instituto Catalán de la Salud (ICS) optó por reducir --en contra de la voluntad de profesionales y usuarios-- las horas contratadas de las mediadoras en los CAP Raval Sud, Raval Nord y Besòs, situados en los barrios con mayor población pakistaní, hindú, bangladesí y filipina.
"No podemos comunicarnos bien"
Lo explican a Crónica Global fuentes médicas de los ambulatorios afectados, que aseguran que esta medida "no tiene ninguna justificación clínica" y que es "puramente económica". En este sentido, denuncian que el ICS ha reducido a la mitad las horas laborales de estas profesionales en los centros de atención primaria. "Nunca han estado contratadas en el 100% de nuestro horario asistencial, las llamamos cuando necesitamos que nos ayuden con una consulta. Pero si antes disponíamos de su servicio tres días a la semana, por ejemplo, ahora se ha reducido a la mitad" lamentan.
Todo ello tiene consecuencias negativas para los pacientes. "Sin la figura de la mediadora no podemos comunicarnos bien con los usuarios ni realizar una exploración adecuada". En ocasiones, explican, tienen que hablar con señas o pedir a los hijos de los pacientes que hagan de traductores. "La comunicación es esencial para realizar un buen diagnóstico", insisten,
Población más vulnerable
"Como siempre, la población más vulnerable es la que se ve afectada por los recortes", lamentan. La mayoría de los pacientes que requieren el servicio de las mediadoras culturales viven en barrios con altos niveles de fragilidad, pobreza y enfermedad. En este sentido, un grupo de médicos y enfermeras de los equipos afectados reclaman al Instituto Catalán de la Salud que "revalore" que tipo de accesibilidad y cuidado quieren para los CAP de la ciudad de Barcelona.
De hecho, los profesionales contrarios a esta decisión se reunieron con la Gerencia Territorial del ICS en Barcelona para pedir que la medida fuera revertida y evitar así "más daño a la población". El organismo les pidió un tiempo para poder valorar la situación pero han pasado los meses y la situación continua igual, denuncian.
Suponen un coste "muy bajo" a Salud
Estas mismas voces aseguran que no se trata de un tema de presupuesto, ya que el coste que suponen estas profesionales al Departamento de Salud es muy bajo. "Las mediadoras son el chocolate del loro, son mujeres que cobran muy poco dinero". Así, consideran que se trata de un tema de "sensibilidad y voluntad" de garantizar la atención a colectivos con necesidades relacionadas con su situación de fragilidad y exclusión.
El programa de mediación cultural en los CAP, externalizado al grupo EULEN y la asociación Salud y Familia, procura facilitar la integración de las personas extranjeras en la cultura de la sociedad de acogida a la vez que contribuye a la necesaria transformación de las instituciones con el objetivo de que los centros sanitarios se adapten a la diversidad cultural. "No queremos que sufran una exclusión más en nuestros centros", concluyen los sanitarios.