Los vecinos del número 10 de la calle Aurora del barrio del Raval de Barcelona han amanecido “horrorizados” tras conocer que en los últimos meses convivieron con Miguel Ricart, el único condenado por el triple crimen de Alcàsser.
Los que lo conocieron, aunque nunca lo relacionaron con el macabro suceso que conmocionó al país a principios de los 90, no tienen palabras amables para él. Aseguran que su presencia en el edificio les incomodaba. “Siempre iba corriendo arriba y abajo”, señala una vecina a los pies de los estrechos peldaños de la escalera, por la que a duras penas caben dos personas. “Nunca saludaba”, coincide otra, que añade que a pesar de no saber que su vecino era “un criminal” le caía “fatal”.
Una campaña para echarlo
La presencia de Ricart resultaba molesta para los residentes del bloque, que habían iniciado una campaña para echarlo. La presidenta de la comunidad asegura que el narcopiso llevaba funcionando dos años en los que han “luchado” para que lo clausuraran. “El problema era la droga, la escalera siempre estaba llena de drogodependientes y había unas peleas tremendas, se mataban a golpes”, expresa.
Por eso, tanto ellos como el dueño del piso "que se movió mucho" lo pusieron en conocimiento de los Mossos d’Esquadra. La presidenta señala que el dueño legítimo del 1º 2ª, donde ahora se sabe que Ricart capitaneaba un narcopiso, lo alquiló en realidad a una mujer que nunca residió en la vivienda. En su lugar se instalaron el condenado por la muerte de Desiré, Míriam y Toñi y sus secuaces.
“Muy envejecido”
Aunque toda la escalera se lo había cruzado en varias ocasiones no lo habían reconocido. “Ahora al ver las fotos, claro que sí. Está muy cambiado, muy envejecido, muy estropeado, pero tiene las mismas facciones que en las fotos de jovencito”, añaden los vecinos.
Ayer por la tarde la presidenta de la finca se encontró con la policía en el rellano del primero “sobre las cinco de la tarde”. Asegura que sintió alivio cuando vio que los agentes accedían al narcopiso, pero no ha sido hasta hoy cuando ha descubierto que uno de los detenidos en el operativo antidroga es Miguel Ricart. “Me he quedado patidifusa”.
“Me he quedado muerta”
La vecina que vivía en el piso de arriba al okupado por Ricart no se enteró del operativo policial efectuado en el edificio pero expresa, con mucha amabilidad, que en los últimos meses había notado un inusual trasiego de gente. “Me he quedado muerta. Llevo 45 años en este piso y nunca he visto una cosa así. El piso ha cambiado de manos varias veces hasta convertirse en un narcopiso”.
A quienes no ha pillado por sorpresa la intervención policial ha sido a los vecinos del bloque de enfrente. Uno de los residentes, Juan, expresa que “había alguna cosa extraña en el primero”. Desde hace un par de años, añade, le llamaba la atención “el tipo de gente que llamaba al timbre” y señala que le sorprendía que no reparasen en ello los agentes que patrullan por la Rambla del Raval, perpendicular a la calle en la que Ricart ha sido arrestado.
Un barrio "minado" de narcopisos
La misma fuente lamenta el cambio que ha dado el barrio en los últimos años. “Antes nos conocíamos todos, pero los vecinos se han ido muriendo o se van y en su lugar llega gente a la que no conocemos…”.
En la misma línea, su vecina Carla expresa que se mudó a la calle Aurora en agosto creyendo que era una de las más tranquilas de la zona. Sin embargo, denuncia que el barrio está “minado de narcopisos”. Asegura que ni siquiera puede soltar a su perra porque todo está lleno de residuos de los "yonkis" y el animal "se ha drogado". Aunque esta es una zona tranquila, expresa que se siente insegura al saber “la perla que tenía viviendo enfrente”. “No me sorprende la actividad, porque los narcopisos en el Raval están a la orden del día, lo que sí me parece horrible es que este señor esté libre”.
Heroína y cocaína
Miguel Ricart, el asesino de las niñas de Alcàsser, fue detenido en la tarde del martes por los Mossos d’Esquadra junto a otras dos personas. En la entrada y registro del 1º2ª de la calle Aurora del Raval los investigadores de la policía catalana se incautaron de cocaína y heroína. Ahora permanece detenido en la comisaría de Travessera de las Corts y está previsto que en las próximas horas pase a disposición judicial.
Ricart salió de prisión en noviembre de 2013 tras cumplir 21 de los 170 años de prisión que le cayeron por los crímenes de Alcàsser, al beneficiarse de la doctrina Parot. Fue el único condenado por asesinato de Desi, Toñi y Míriam, desaparecidas en noviembre de 1992 y halladas muertas el 27 de enero de 1993 con signos de tortura. El encarnizamiento con las víctimas conmocionó al país y sigue siendo recordado 30 años después. El otro sospechoso, Antonio Anglés, logró huir de la policía y desde entonces permanece en paradero desconocido.