"Rabia e impotencia": un alumno en silla de ruedas se queda sin excursión por falta de ascensores
El menor viajaba con sus compañeros para visitar la Fira de Santa Llúcia, pero tuvo que regresar a Mataró porque ninguno de los dos elevadores de la plaza Catalunya funcionaba para subir a la calle
20 diciembre, 2022 00:00Las personas con discapacidad se enfrentan a múltiples barreras en su día a día; también en el transporte público. Las ha sufrido en sus propias carnes Gabriel, un alumno de la escuela Pía de Mataró (Barcelona) que se quedó sin ir de excursión porque no funcionaba ninguno de los ascensores de la estación de la plaza Catalunya de Barcelona. Así, una vez bajó del convoy junto al resto de sus compañeros, pudo acceder al vestíbulo a través del elevador que conecta con los andenes, pero no a la calle. "Rabia, indignación e impotencia" fueron solo algunos de sus sentimientos.
Ante las dificultades y las "escasas soluciones" del personal de la estación, el joven --con una discapacidad motriz del 80%-- tuvo que regresar a su ciudad con una de las docentes.
Atrapado en la estación
Los hechos ocurrieron a principios de diciembre, cuando el equipo de profesorado de primero y segundo curso del grado medio de Administración decidió visitar la Fira de Santa Llúcia de Barcelona, ya que estaba relacionada con los proyectos que se trabajan en el aula. En el caso de primero, para "analizar la atención al cliente" y, en segundo, porque en marzo "deben realizar una feria de la empresa simulada". Además, consideraron que era un buen momento para hacer "una mañana de convivencia donde poderse conocer en un contexto curricular, pero fuera del centro".
La decisión de ir en tren fue consensuada: "Valoramos que, hoy por hoy, los trenes y las estaciones, en teoría, están adaptados para personas con movilidad reducida". Pero las dificultades surgieron cuando 40 alumnos y tres profesoras bajaron del tren en la plaza Catalunya, donde una de ellas quedó atrapada con Gabriel al ver que "no funcionaba ninguno de los dos ascensores que subían a la calle". Fue en ese momento cuando las docentes se pusieron en contacto con un empleado de Rodalies, que le instó a "desplazarse hacia la estación" de Sants o Arc de Triomf. Al no convencerle, la profesora expresó su indignación a través de las redes sociales, que no hizo más que acrecentarse cuando recibió respuesta de la compañía ofreciéndole lo mismo, o subir por las escaleras mecánicas.
Este tuit incendió las redes, sobre todo al conocer que uno de los ascensores llevaba cuatro semanas sin funcionar. El otro, según Rodalies, se había averiado esa misma mañana. "Todo era un despropósito", sentencia la profesora en declaraciones a Crónica Global, que explica que, ante las peripecias, la decisión fue que Gabriel volviese a Mataró con una de sus compañeras y pudiese hacer la actividad en la feria local.
Obstáculos diarios
"La sensación que tuvimos fue de rabia, indignación e impotencia, ya que lo que habíamos planificado como una actividad curricular, pero a la vez de convivencia, había quedado rota por un hecho que parece increíble que pase en una estación como la de plaza Catalunya". Y es que nadie puede creer que, a esa hora y en el corazón de Barcelona, una persona con movilidad reducida quedase atrapada sin poder salir a la calle.
La madre del joven sigue incrédula, pues lamenta que su hijo haya tenido que enfrentarse a esa situación en la primera salida que hace en tren con su silla eléctrica. "Nadie a quien le pase eso se puede sentir bien. Gabriel es muy positivo, suerte de eso", explican a este medio desde su entorno. No obstante, la escuela Pía de Mataró ha puesto una reclamación formal a Rodalies, que se defiende de lo sucedido asegurando que se trata de un "problema puntual", expresan las fuentes.
Aunque el menor está acostumbrado a encontrarse diariamente con obstáculos de todo tipo, la familia lamenta que todavía queda "mucho trabajo por hacer". "Cuando no es un coche en el paso de cebra es un escalón en una tienda o un ascensor que se ha estropeado", denuncian.