El asentamiento de grupos criminales organizados dedicados al cultivo y tráfico de marihuana en Cataluña ha traído aparejado un aumento de la tenencia de armas de fuego, alertan los Mossos d’Esquadra. Aunque la mayor parte de estas armas entran por la frontera con Andorra, existe un porcentaje indeterminado que lo hace por otros cauces. Uno de ellos es mediante la compraventa en la dark web, la capa invisible de internet que requiere de un software específico para acceder.
Desde el sindicato policial SAP-FEPOL confirman un aumento de la presencia de armas de fuego en el territorio catalán. “Es una realidad incontestable que hay más armas en la calle”, expresa Imma Viudes, portavoz del sindicato. La mayor parte, según trasladó el comisario general de Investigación Criminal Ramón Chacón a los sindicatos de Mossos, proceden de países del este de Europa y entran a través de Andorra.
Armas para combatir ‘vuelcos’
Según el sindicato, las bandas criminales utilizan las armas para evitar narcoasaltos, los conocidos en la jerga criminal como vuelcos, en las plantaciones y guarderías en las que almacenan la marihuana. “Evidentemente no pueden llamar a la policía para evitar el robo, así que un número elevado se protege con armas de fuego”, expresa Viudes.
En concreto, según los datos manejados por Mossos d’Esquadra el 50% de los grupos criminales dedicados al narcotráfico en Cataluña posee armas y en un 12% de las fincas de marihuana desmanteladas el vigilante portaba una.
Una red secundaria oculta
Pero ¿de dónde salen estas armas? Aunque lo más habitual sigue siendo el tráfico convencional a través de fronteras terrestres y marítimas, algunas circulan en una suerte de Amazon clandestino: la dark web. “Existen buscadores especializados --el más popular es Tor-- con los que se puede acceder a esta red secundaria oculta, a portales que no están indexados en los motores habituales de búsqueda”, expresa Sergio Carrasco, abogado experto en tecnología e ingeniero. “Se requiere de un software y hay varios niveles de acceso” precisa Marc Rivero, coordinador del máster en Ciberseguridad de La Salle, que aclara que para poder entrar a estas páginas es necesario conocer el dominio concreto.
El contenido que alberga la dark web --oculto a los navegadores convencionales-- no es ilegal per se, pero proporciona un mayor grado de anonimato. “Principalmente tiene usos legítimos, por ejemplo para acceder a webs que un determinado país ha capado”, pero también tiene usos ilícitos, aclara Carrasco.
“El anonimato total no existe”
En el caso de la compraventa de mercancías ilícitas, la dark web reporta beneficios tanto a los compradores como a los cibercriminales. Por un lado, dota al usuario de la privacidad que necesita para cometer un acto ilícito. “Se oculta el origen con respecto al administrador”, expresa Rivero. Por otro, el cibercriminal puede ocultar su localización geográfica “impidiendo saber dónde se encuentra físicamente”.
Aunque la dark web pone las cosas difíciles a la policía, expresa Rivero, “en seguridad existe una premisa, y es que el anonimato total no existe”. En este sentido, expone el experto, entre el nodo de entrada y el de salida --el previo al salto a la web destino-- existen múltiples nodos “que están controlados por el FBI y otras agencias de inteligencia, que aprovechan fallos de seguridad no conocidos” en el navegador para dar con los criminales, conocidos como Zero Days.
Pagos en criptomonedas
A los portales que venden armas se accede, expresa Carrasco, mediante páginas no indexadas a las que se puede llegar a través de foros o incluso de grupos restringidos de Telegram. Una vez dentro, la mayoría de los clientes efectúan los pagos mediante criptomonedas o P2P --en persona--. El pago en criptomonedas es el menos trazable, expresa Carrasco. Aunque su trazabilidad es muy complicada, las fuerzas de seguridad han desarrollado métodos para detectar estas operaciones. “Se ha demostrado que había una falsa percepción de total invisibilidad”.
En este sentido, continúa Carrasco, en el mercado económico es muy difícil borrar todo rastro de las operaciones. Si el usuario ha publicitado su monedero de criptomonedas en otro sitio, al final acaba saltando la liebre. La única moneda digital que, hasta el momento, no se puede rastrear, amplía Rivero, es Monero. Por eso, algunos de los usuarios optan por el pago en mano --momento en el que se le entrega la mercancía ilícita-- o en caso del comercio internacional recurren a servicios de mixers.
Las artimañas de los criminales
Rivero expresa que mientras en las transferencias convencionales de criptomonedas los criptoactivos se transfieren de la cartera A a la B, con los servicios de mixers la cantidad se reparte mediante pequeñas transacciones a múltiples carteras y de estas a una final, lo que hace “prácticamente imposible su trazabilidad”.
Pero, una vez se ha realizado el pago, ¿cómo se reciben? Los expertos apuntan a que existen sinergias entre la delincuencia tradicional y la ciberdelincuencia. “Tienen sus propias redes de distribución”, aunque funcionan como una especie de empresa logística.
Casos residuales
Los países que registran un mayor número de compra de armas son aquellos en los que existe una mayor dificultad para adquirirlas y cuya regulación es más estricta. Algunos de los que recurren a esta vía son coleccionistas de armas complejas, como subfusiles automáticos, pero la mayoría de los que navegan por esta capa oculta de internet las buscan para un uso ilegal. No obstante, los expertos apuntan a que el uso ilícito de la dark web es residual. “Mayoritariamente se usa con un fin legítimo”, expresa Carrasco,