La ley del sólo sí es sí ha traído consigo, como advirtieron los juristas, un goteo de resoluciones judiciales que rebajan las condenas por delitos sexuales a petición de las defensas. Uno de los agresores que se han beneficiado de la medida estrella del Ministerio de Igualdad ha sido un culturista de Barcelona condenado por violar a una mujer de más de 60 años, el primero en ser juzgado aplicando la nueva ley.
Mientras que en el resto de casos la nueva ley se aplicó para rebajar condenas ya impuestas tras un recurso por parte de la defensa del condenado, en este caso concreto la Audiencia de Barcelona decidió aplicar la ley del sólo sí es sí para dictar sentencia tras la celebración del juicio oral. La resolución, del 27 de septiembre de 2022, ya aplica la nueva norma, aprobada apenas un mes antes.
Se redujo en dos años
Por estos hechos, con la ley anterior el autor debería haber cumplido entre tres y seis años de prisión. En este caso el tribunal concluyó que se debía aplicar la pena en base con la “mitad superior” debido a la edad de la víctima --de más de 60 años, frente a los 28 del agresor-- y a que el autor de los hechos era culturista, lo que implica una evidente superioridad física. Por lo tanto, la pena hubiese sido de seis años de prisión.
Pero el tribunal consideró “razonable” aplicar de entrada la norma, que reduce el castigo en algunos supuestos en los que no se aplican agravantes y que abre la puerta a que los condenados puedan pedir una revisión de condena. Tras la reforma, la agresión sexual con penetración baja de los seis a los cuatro años. Por eso, al aplicar la pena en su “mitad superior”, al no haber agravantes, se condenó al acusado a tres años y 10 meses de prisión.
Las secuelas
Los hechos se remontan al 16 de mayo de 2021, cuando el acusado llamó a la víctima, amiga de su pareja, para preguntarle cómo se hacía una receta. La víctima se ofreció a enseñarle y fue a su domicilio, pero una vez allí el agresor la tiró en el sofá boca abajo y le introdujo un calcetín en la boca para evitar que gritara.
Después le realizó tocamientos de índole sexual que le provocaron cervicalgia, síndrome de estrés agudo trastorno por estrés postraumático, por lo que necesitó asistencia psicológica. Para recuperarse, la víctima necesitó 108 días, sin contar las secuelas de estrés postraumático.