Educación externaliza la atención a los alumnos de FP con problemas de salud mental
Los profesionales exigen fortalecer las plantillas públicas contratando orientadores, en vez de optar por la Fundación Vidal i Barraquer
1 noviembre, 2022 00:00La inclusión es una asignatura pendiente en todas las etapas educativas, pero mucho más en las posobligatorias. Por eso, el Consorcio de Educación de Barcelona (CEB) ha dado un primer paso para tratar los problemas de salud mental en los alumnos de la formación profesional (FP), pero lo ha hecho externalizándola y dejándola en manos de la Fundación Vidal i Barraquer.
La decisión no ha sentado bien al sector, que considera que la Administración debería fortalecer las plantillas públicas contratando a orientadores que ofrezcan un plan de acompañamiento a los alumnos con necesidades específicas.
Malestar emocional o trastorno mental
A partir de este curso, la Fundación Vidal i Barraquer ofrecerá el Servicio de Atención Psicoeducativa en las enseñanzas posobligatorias de los centros de FP de Barcelona, después de haberse superado el plan piloto llevado a cabo el curso pasado. Tal y como explica el documento que han hecho llegar a las direcciones y al que ha tenido acceso Crónica Global, el objetivo es atender al alumnado que muestra “malestar emocional o indicios de trastornos mentales” y que necesitan una primera intervención para “detectar el trastorno y hacer una derivación al servicio de salud mental correspondiente”.
Es decir, un trabajador de esa entidad acudirá al centro y, tras detectarlo, derivará al estudiante de grado medio o superior al servicio público de salud con tal de que sea tratado por el profesional adecuado. Pero solo podrán contar con esta ayuda aquellos jóvenes que no dispongan de otro servicio fuera del centro. Algo que los expertos ven “injusto” ya que, muchas veces estas siguen siendo insuficientes.
Según el informe, las horas de atención directa en cada centro se distribuirán en función del número total de alumnos. Así pues, algunos solo dispondrán de dos horas al mes –como Francesc Layret, El Carmel y Rius i Taulet--; otros, de cuatro, ocho y doce horas --Escola del Treball, La Mercè, Salvador Seguí, Vall d’Hebron, La Guineueta, Bonanova, EHTB--.
Privatizando los servicios públicos
Desde CCOO lamentan que esta entidad sustituya el servicio que, hasta ahora, ofrecían en Barcelona los equipos de asesoramiento y orientación psicopedagógica (EAP), que daban respuesta a la diversidad del alumnado que presenta necesidades educativas especiales.
“En el servicio público ya tenemos profesionales que dan ese servicio, por lo que es indignante que se haya sustituido la atención del EAP por un servicio privado”, explican fuentes sindicales, que consideran que la Administración está "privatizando los servicios públicos cuando debería reforzarlos".
Deja fuera a otros estudiantes
Para los orientadores consultados por este medio, la decisión del CEB es un paso para afrontar los problemas de salud mental que han ido in crescendo con la pandemia --como la ansiedad, la depresión o las fobias a situaciones sociales--. Sin embargo, lamentan que se esté dejando fuera a los alumnos con otras necesidades, como el Trastorno del Espectro Autista (TEA).
En este sentido, tildan la medida de “parche” y consideran que Educación debería reforzar las plantillas públicas, que actualmente solo cuentan con una treintena de orientadores para toda Cataluña. Una cifra totalmente “insuficiente” para afrontar la situación en las aulas, cada vez más llenas de alumnado con trastornos y cuyos tutores no están “preparados” para hacerles frente.
También desde UGT reclaman al CEB y a la Conselleria de Educación que cumplan con su compromiso de incorporar a 400 psicólogos, tal y como prometió el ex director general de Formación Profesional Inicial y Enseñanzas de Régimen Especial Joan Lluís Espinós. "Lo que está haciendo el CEB va en otra dirección", lamentan.
El pan de cada día
Asimismo, critican que este paso suponga un agravio comparativo entre los centros de FP del área metropolitana de Barcelona y los del resto de la comunidad, que lo único que mantienen es el apoyo del EAP, el cual es "desigual porque algunos no llegan”. Además, creen que el acompañamiento es más adecuado si se hace por parte del personal del centro, que conoce mejor a los estudiantes. “La fundación es ajena a las necesidades del alumnado”, espetan.
Los profesionales recuerdan que la adolescencia es un periodo "muy sensible", por lo que la inclusión no puede acabar en la etapa obligatoria. Y sobre todo, teniendo en cuenta que la formación profesional es clave para el futuro laboral de los estudiantes, quienes están "abocados al fracaso" si no se les da la atención necesaria. Esa realidad es, por desgracia, el pan de cada día de los docentes.