José Luis de Augusto sabe bien lo que es soñar, luchar y trabajar por todo lo alto, y nunca mejor dicho. Nacido en Sevilla en 1986, es ingeniero aeroespacial, piloto comercial e instructor de vuelo. Ahora, además, candidato a convertirse en el primer astronauta con discapacidad de la historia.
En 2009 consiguió trabajar como ingeniero de ensayos para Airbus, un puesto al que es difícil acceder por la preparación que requiere, debido a las condiciones extremas a las que se enfrentan los pilotos. Con todo, el sevillano alcanzó su objetivo, lo que no imaginaba era que seis años después, su vida cambiaría para siempre. El 9 de mayo de 2015 el A400M se estrelló en una finca cercana al aeropuerto de Sevilla, un dramático accidente en el que murieron cuatro personas. José Luis fue uno de los dos únicos supervivientes, aunque sufrió una grave lesión medular y quedó parapléjico.
Recuperando sueños: NewWings
Tras esta tragedia que le había tocado vivir, había dos opciones: Limitar sus sueños a su discapacidad, o pensar en la enorme suerte que había tenido sobreviviendo a semejante accidente y luchar por llegar a sus metas de la forma que fuese. En este caso, en silla de ruedas. Así, el piloto ha explicado a Crónica Global, que en 2017 se puso manos a la obra para recuperar su licencia y volver a hacer lo que más le gusta, volar.
Sabía que sería complicado. Sin embargo, en 2019 consiguió renovar su licencia de piloto privado con las habilitaciones de monomotor e instructor de vuelo gracias al proyecto NewWings, nacido 2015 para eliminar barreras en el mundo de la aviación. “Tras dos años de ardua tarea para adaptar una de las aeronaves del Real Aeroclub de Sevilla con el kit handcontrol y transmitir a la Agencia de Seguridad Aérea su motivación y confianza de que volar una aeronave de aviación general era posible para un piloto adaptado”, José Luis volvió a surcar los cielos .
Con la mirada puesta en el espacio
“Cuando veas a una persona con discapacidad, piensa en sus capacidades”, insiste José Luis. Y, precisamente él, es el ejemplo de que los límites, en ocasiones, se los pone uno mismo. Tras recuperar su licencia para pilotar, el sevillano decidió en 2021 apuntarse a una convocatoria de la Agencia Espacial Europea para ser astronauta. “Pasé todas las pruebas y llegué hasta la fase médica. Ahí me rechazaron”, cuenta. Al parecer, porque determinaron que tenía un grado de discapacidad demasiado grande.
Nuevamente, y pese a la decepción que se llevó después de que Europa rechazase su candidatura, el piloto demostró que eso de tirar la toalla no está en sus planes. Muestra de ello, es que José Luis había valorado una vía paralela que podía llevarle hasta el mismo destino. En esta ocasión, a través de Astroaccess, una organización estadounidense sin ánimo de lucro, cuyo proyecto está dedicado a promover la inclusión social de la discapacidad en la exploración espacial y con la que ha conseguido despertar el interés de la NASA.
Houston, tenemos una cita
Quedan apenas dos meses para que José Luis ponga rumbo a Houston. Allí se reunirá en diciembre con otros 11 candidatos para convertirse en el primer astronauta con discapacidad de la historia o, dicho de otra forma, en el primer “parastronauta” de la historia. Además, entre ellos, hay cuatro mujeres, cuenta.
De momento no quiere pensar en el resultado porque, aunque no hay nada que le pueda motivar más que ‘estar en órbita’, lo que considera realmente importante es que alguien lo consiga. A su entender, hay que alcanzar lo que podríamos llamar “democratización del espacio” donde se contemple la presencia de personas con discapacidad y aunque todavía no hay fecha para ello, todo apunta a que vamos en la buena dirección.
La NASA y su inodoro de 23 millones
Finalmente, y a modo de anécdota, José Luis ha insistido en la importancia de la inclusión tanto aquí como en el espacio, algo con lo que ha bromeado, recordando que la NASA pagó el inodoro más caro del mundo por no haber tenido en cuenta la morfología femenina. “No tiene sentido”, insiste. Así, apuesta el sevillano por la adaptación para que las personas con discapacidad tengan también su lugar.
“Esto es un paso más”, celebra el piloto. Un paso que, insiste, ayudará a “subir la autoestima” de muchas personas con discapacidad porque comprenderán que sí, que querer es poder. En cuanto al resto de la sociedad, dice el sevillano, “espero que después de conocer mi historia, cuando vean a alguien con discapacidad piensen en sus capacidades”.