Este jueves ha sido el turno de la declaración de Alba, acusada de estafa y de instigar el crimen del padre de su amigo Ismael --el autor material-- aprovechándose de la condición mental de este, que sufre una esquizofrenia paranoide. En esta sesión, que ha tenido que ser interrumpida por el amargo llanto de la acusada, Alba ha negado todas las acusaciones que su examigo vertió ayer sobre ella. “Yo no le di ninguna instrucción a Ismael para que matara a su padre ni para que quemara el piso, todo lo que ha contado es falso”, ha expresado entre balbuceos mientras Ismael la observaba desde la distancia, sentado en el banquillo de los acusados, impertérrito.
Alba ha negado haberle pedido que matara a su padre, que efectuara una transferencia a su favor de 20.000 euros y que reseteara el móvil antes de lanzarlo al mar. También ha negado haber manipulado a su amigo para hacerle creer que formaba parte de un grupo parapolicial y que su padre estaba relacionado con una peligrosa mafia. Lo único que ha reconocido es que ella participó en la creación de Julia, una novia ficticia y virtual para su amigo Ismael. Pero el artífice de toda esta rocambolesca historia, según su testimonio, fue Arnau, la pareja de ella en aquel momento y el mejor amigo de él y que no está imputado.
“No pude pararlo”
Asegura que Arnau y ella crearon al personaje de Julia por decisión del primero, que estaba preocupado por los problemas de autoestima de su amigo Ismael, que nunca había tenido pareja. “Quería demostrarle que él podía tener novia y todo lo que se propusiera, por eso se inventó a Julia”, ha declarado. A partir de ese momento, ambos empiezan a interactuar con Ismael sirviéndose de varias redes sociales. Siempre según su versión, ella solo escribía mensajes en los que se hacía pasar por su pareja. “Arnau creía que yo le daba un toque femenino y que así Ismael no descubriría la mentira”.
La invención de una mafia, del grupo parapolicial en el que los tres participaban, el embarazo de Julia e incluso la organización de una boda, salió, según ella, de la sesera de su ex. Ha asegurado, además, que ella llegó a creer en esta mafia y que cuando finalizó su relación sentimental con Arnau mantuvo la mentira porque no supo cómo pararla. “Se convirtió en una bola de nieve que no podía parar. Como Julia, intenté dejar a Ismael y hablar con Arnau para que ambos fuéramos a contarle toda la verdad, pero Arnau me pegó. Estaba sometida. Todo se hacía cada vez más grande. Hubo un momento en el que todo se fue de las manos. Mi intención nunca fue hacerle daño, fue ayudar”.
“Tenía el control de mi teléfono”
El día del crimen, ha recordado, Ismael la llamó. “Era su cumpleaños y me dijo que había matado a alguien, pero no me dijo a quién. Estaba muy nervioso y no lo entendí. Me enteré de lo que había pasado por la prensa”, ha expresado visiblemente afligida mientras Ismael seguía con los ojos fijos en ella, a la que, por primera vez desde el inicio del juicio, ha observado sin pestañear. Pese a que en este juicio se busca al responsable de la muerte de su padre, en la misma línea de su declaración del miércoles, Ismael no ha mostrado ninguna emoción. “Esa mañana no hablé con Ismael en tres ocasiones, solo en una. Arnau tenía el control remoto de mi teléfono”, ha señalado, dando entender que pudo ser él quien instigó la muerte del padre de su amigo.
Sobre la acusación de estafa --Alba recibió más de 7.000 euros en varias transferencias-- la acusada ha explicado que la finalidad fue “alquilar el piso” que Ismael y ella compartían en Calafell. “Yo no tenía solvencia para alquilar una casa y él me dijo que podía conseguir ese dinero. Estuvimos de acuerdo en que, en la medida de lo posible, yo se lo devolvería en efectivo”, ha relatado. Sobre el resto de ingresos, manifiesta que el acusado estaba preocupado por sus finanzas y que decidió transferirlo a la cuenta de ella “para que no se perdiera, para estar tranquilo y tener su dinero a salvo. Llegó a tener los accesos de mis cuentas y mis claves bancarias”. Un hecho que ha provocado que varios conocidos, presentes en la sala, se hayan llevado las manos a la cabeza y la hayan tachado de “falsa”.
“Me pegaba con un látigo”
La manipulación instigada presuntamente por Arnau no la denunció, según ella, porque había sido maltratada. “Le tenía y tengo miedo”, ha afirmado. “Arnau me pegaba con un látigo, aunque procuraba no dejarme marcas. Él me ha seguido amenazando verbalmente, por la calle… La situación se me escapaba de las manos, no fui capaz de pararlo. Yo no supe cómo parar todo esto”, ha confesado.
Lo expresado por la acusada contrasta con lo descrito por personas de su entorno. Alba, de apariencia tímida e introvertida, ha explicado que “siempre se ha sentido inferior a los demás” y que en el colegio sufrió bullying por su aspecto físico y por su familia humilde, un relato que conocidos presentes en la sala tachan de “fachada”. “Tuve una adaptación curricular tanto en primaria como en la ESO, no estudiaba las mismas cosas que los demás, estudiaba en nivel inferior a mis compañeros. Yo no llegaba. Tuve que ir a psicólogos y logopedas porque mi madre detectó algunos problemas”, ha dicho. Cuando terminó los estudios, recuerda, el colegio le desaconsejó hacer bachillerato y le propuso hacer un ciclo formativo, que ella rechazó por no sentirse “capaz”.
“Es una embustera”
No obstante, fuentes cercanas a la joven la describen como “mentirosa y manipuladora” y aseguran que “está haciendo con su pareja actual lo mismo que hizo con Ismael”. Un extremo que apoyaría el hallazgo de nóminas en las que ella se hacía pasar por responsable de la cadena de perfumerías en la que trabajaba como empleada durante “dos o tres horas al día” y que hoy ha atribuido a Ismael. “Lo hizo para que nos alquilaran un piso”, ha aclarado. “Es una embustera”, atacan personas de su entorno.
Durante casi un mes, el jurado popular escuchará los testimonios de mossos, peritos y testigos relacionados con este rocambolesco crimen. Tendrán que determinar si Alba fue capaz de manipular a su antojo a su amigo Ismael para lucrarse de su familia y, finalmente, para convencer a este de que matara a su padre, teniendo en cuenta que tanto el acusado como su amigo Arnau estudiaban dobles grados de ingeniería de telecomunicaciones e informática y que ella solo alcanzó la ESO. Tendrán que intentar averiguar también si ella instigó el crimen o si Ismael, en pleno brote psicótico, se imaginó que fue ella quien lo hizo, dado que no mencionó a Alba hasta meses después de su detención. ¿Fue capaz de detectar que el acusado estaba sufriendo un brote psicótico si ningún facultativo le había diagnosticado a Ismael la esquizofrenia con anterioridad? Y en caso de que así fuera, ¿por qué Ismael tuvo que tomarse media botella de whisky, como él mismo declaró, para tener el valor suficiente como para matar a su padre si ya estaba totalmente desatado y desconectado de la realidad?