Josep Maria Argimon lo sabía. El actual conseller de Salud conocía que Ambulancias Egara, contratista del Servicio Catalán de Salud (CatSalut), fue tomada al asalto por hombres del entorno del empresario independentista de David Madí para lanzarse una estrategia agresiva que la llevó a, por ejemplo, canibalizar a su socio en Cataluña para la propia Generalitat: Ambulancias Lafuente.
Lo explican diversas fuentes del sector no vinculadas entre sí, que citan una reunión privada que mantuvieron altos cargos de Lafuente con Argimon, en aquel momento subdirector del CatSalut, en la sede de la Consejería de Salud en 2015. ¿Para qué? "Para avisar a Argimon de que Egara les estaba asfixiando, que se iban a concurso de acreedores y que necesitaban su ayuda", explican. ¿Qué hizo el ahora conseller? "Nada, dijo que era problema de las dos empresas y que no podía ayudarles", agregan.
Los dos venían de CiU
En otras palabras: el consejero de Salud supo cuando era número dos del CatSalut que un gran contratista del ente había entrado en guerra con el socio al que había concurrido en unión temporal de empresas (UTE) para ganar tres lotes del concurso de transporte sanitario en Cataluña. "La gente de Lafuente, incluido su fundador, Javier Lafuente, explicaron a Argimon que Egara les ahogaba, que no les pagaban las nóminas". ¿Qué hizo el entonces número dos? "Se desentendió. Dijo que era un tema privado entre empresas", indican.
Casualidad o no, Ambulancias Egara acababa de ser tomada al asalto --orillando a la familia Simón, los históricos y aclamados fundadores de la empresa familiar-- por directivos cercanos a David Madí, ahora empresario independentista pero antes secretario de Comunicación del Govern por CiU, el mismo partido que había aupado a Argimon en el CatSalut. Este medio se ha dirigido a las dos partes para confirmar que la reunión en la que Salud permitió las primeras tropelías. El Departamento no ha contestado. Ambulancias Lafuente solo ha confirmado que la reunión existió, sin querer aportar más datos por ser "un tema del pasado".
Los hombres de Madí se pegan a Lafuente...
¿Cuándo fue el encuentro? "Unos meses después de la adjudicación del transporte sanitario en Cataluña [que se cerró en diciembre de 2015]", explican las fuentes consultadas. Meses después de que el CatSalut repartiera el encargo de 1.000 millones de euros, de los cuales la UTE Egara se llevó tres lotes (Lleida, Ebro y Tarragona), la pugna en el contratista había comenzado. "Egara y Lafuente eran rivales en el Vallès. Una de Terrassa y otra, de Rubí. Pero acudieron al concurso catalán en UTE porque así lo quisieron hombres poderosos de CiU en el Govern", explican las fuentes consultadas.
Este medio entiende de diversas voces de las negociaciones que la unión se gestó con participación de Fermí Ferran, exdirector de seguridad de Cirsa, un hombre de confianza de David Madí y, ahora, administrador de Egara. "Pero entonces aún no era administrador", indican directivos del sector. Entonces era 2015, el concurso no se había fallado y la UTE entre Egara y Lafuente se negoció en privado con "mucho interés" desde el Govern. Al menos dos cónclaves tuvieron lugar en las dependencias del FC Barcelona --"Fermí Ferran parecía mandar mucho allí"-- y una, en el Hotel Don Cándido de Terrassa.
... y la "asfixian"
Casualidad o no, Egara terminó fichando --este medio lo explicó en 2016-- a uno de los ex altos cargos del FC Barcelona: Álex García-Gascón, exresponsable de Control de Riesgos con Sandro Rosell, a quien Josep Maria Bartomeu destituyó en diciembre de 2014 tras la reaparición de los Boixos Nois en un partido. Esa incorporación, que pendía de Fermí Ferran, el factotum de Madí en la transportista sanitaria, fue clave para "asfixiar" a Lafuente. "Egara y Lafuente se encontraban semanalmente. Y jamás, jamás, la primera pagó el dinero del concierto con el CatSalut a su socia minoritaria", explican.
Así fue la canibalización de Egara a Lafuente, su socia. "Fíjate que dos empresas rivales del Vallès se habían unido para el concurso. Porque alguien en la Generalitat de Cataluña lo había sugerido. Pero la UTE solo lleva el nombre de los de Terrassa: UTE Egara", detallan. Ese fue el primer mal presagio. "Cuando comenzaron a operar los lotes, todo fue mal. Egara pagaba a Lafuente por debajo de lo que tocaba cada mes, pese a que recibía los fondos del CatSalut correctamente", agregan.
Lafuente implosiona
Esa pugna interna en los contratistas del CatSalut se llevó a Lafuente por delante. La pequeña socia de Egara "no podía ni pagar las nóminas" y terminó yendo a concurso de acreedores. La asfixia de Egara era tal que hubo situaciones "de mucha tensión". Una fuente sostiene que hubo amenazas incluso de "sacar una pistola", algo que desmienten otras voces. Sea como fuere, Lafuente acabó dividida en dos: la parte concertada con el CatSalut, que se la quedó Egara, y la parte de transporte para mutuas privadas, que se adjudicó Sagalés. Egara, así, se quedó todo el concierto con el CatSalut.
"Fue surrealista. Tu socio te aplasta, no te paga y al final le acabas debiendo dinero porque te absorbe una parte de tu negocio. Fue propio de métodos mafiosos y muy injusto para la de Rubí", lamentan fuentes conocedoras de los hechos.
Factura dudosas y el CatSalut no hizo nada
Todo ello dejó una empresa familiar histórica liquidada. Un reguero de deudas y embargos "que aún persiguen a algunos de los implicados" y un sector en shock "por métodos empresariales que jamás se habían visto en el transporte sanitario, que solía ser una industria muy familiar". Dichos métodos, subrayan, se basaron en la "asfixia por impago", sí, pero también por "pasar facturas de servicios de Egara a la UTE por cosas que no cuadraban". ¿Cuáles? "Servicios de asesoría dudosos. Facturas de grúa en carretera externa cuando las ambulancias ya tenían ese servicio interno. Reparaciones de algún contratista, siempre el mismo, de la zona de Lleida", enumeran.
Los "impagos y facturas impuestas por Egara" devoraron la tesorería de Lafuente durante meses, explican las fuentes. Esa gota malaya la toleró el CatSalut. Argimon se desentendió del problema, y eso que fue a verle a la Consejería el propio fundador de la empresa-víctima: Javier Lafuente. "Fue una reunión muy tensa, muy al límite. Lafuente estaba a punto de estallar e imploraron su ayuda: era el número dos de Josep Maria Padrosa. Se desentendió". Así, por las razones que fueran, altos cargos de CiU propiciaron y bendijeron la unión entre Egara y Lafuente antes del gran concurso de transporte sanitario en Cataluña en 2015. Y no hicieron nada cuando la primera destruyó a la segunda tras la adjudicación.
Como Aragón
Ese lance empresarial es antiguo. Pero es que vuelve a estar de actualidad porque Egara está en guerra con otro socio en una UTE. Está pasando "algo idéntico". Esta vez en Aragón, como ha explicado este medio. La transportista catalana, con los hombres de David Madí aún al mando --la operativa diaria la lleva García-Gascón y Ferran interviene cuando es preciso-- está canibalizando ahora a Ambulancias Maiz, con quien controla el transporte sanitario no urgente en esta comunidad.
Lo hace con la ayuda previa de Fernando Izagirre, el expresidente de la DYA vasca, expropietaria de Maiz. El principal imputado por el caso DYA, en el que se investiga presunta malversación en la oenegé vasca de ayuda en carretera, "dio un golpe de estado en el comité de gerencia UTE Transalud --que forman Egara y Maiz-- y dio la mayoría a los catalanes contra la vasca, a la que él representaba". Con ello, se repiten las decisiones unilaterales y los impagos. Defaults que han llegado hasta las nóminas de los 325 trabajadores de la alianza sanitaria.
Lambán sí media
A diferencia de Argimon y su "es problema vuestro", en Aragón el Gobierno sí ha mediado. Al menos ha sentado a las dos partes, Egara y Maiz, para conminarles a hallar un acuerdo que evite daños al personal y merma en la calidad del servicio. Ocurrió recientemente, indican fuentes conocedoras, en una mesa en la que se sentaron, al menos, Fernando Henar, jefe territorial de la UTE Transalud; Javier Artajo, jefe del Servicio de Prestaciones Sanitarias del Departamento de Sanidad y José Luis Barraguer, jefe del Servicio de Financiación y Tesorería.
El cónclave abordó los impagos --en plural-- de nóminas en Transalud, amén de otros aspectos, como "graves imposiciones de Egara a Maiz". "Se repite lo mismo que con Lafuente en Cataluña", precisa otra fuente. En esta ocasión, los representantes de la Administración aragonesa sí pidieron soluciones a las dos empresas pese a no tener competencias como el CatSalut. Tenga relación con ello o no, Egara ha dado marcha atrás y no se presentará al concurso de transporte sanitario urgente en la región, que tiene un presupuesto de 127 millones de euros. En otras palabras: en Aragón sí ha intervenido, al menos para mediar, en las tropelías de Egara. En Cataluña no lo hizo ningún alto cargo. Y algunos de ellos, como Argimon, ocupan ahora mayores responsabilidades y suenan incluso como alcaldables por Barcelona.