La atención a personas que viven en la calle es compleja y va más allá de las altas temperaturas. Sin embargo, es una obviedad que, con la llegada del verano, aumentan los riesgos a los que se enfrentan los sintecho. Entre ellos, los relacionados con la salud y con las agresiones. Una de las responsables de Arrels, Marta Maynou, asegura que “las adversidades climatológicas perjudican” a las personas que viven en la calle, pero sólo son la punta del iceberg.
También desde Assís, el responsable del área social, Roger Fe, dice que "vivir en la calle es duro en cualquier momento del año", independientemente del termómetro. Y es que todo el año están expuestos a adversidades: la violencia, las adicciones y el hecho de no dormir a cubierto “castiga severamente el cuerpo y la mente”. De hecho, así lo certifica un informe de Arrels: el 43% tiene algún problema de salud orgánico, neurológico o mental. De este último, la cifra es de un 18% --según datos de 2021--.
Necesidades básicas
La labor de las entidades es imprescindible. Por ello, desde la entidad están pendientes de sus necesidades tanto en las olas de calor como las de frío. Durante el invierno les facilitan mantas. En verano les hacen llegar agua, fruta, crema solar y ropa de verano --que desde Assís obtienen a través de campañas--.
Con la subida de las temperaturas es más habitual encontrarse a más personas viviendo en la calle, aunque la cifra no varía especialmente. No obstante, el buen tiempo hace que éstas “elijan espacios menos resguardados” para dormir, por lo que se dejan ver más a menudo. Además, ello implica que corran un mayor riesgo a sufrir alguna situación violenta.
Aumentan las agresiones físicas y verbales
Desde Arrels explican que el aumento de las agresiones --tanto físicas como verbales-- es una realidad. Se trata de una tendencia al alza y, en el último censo de 2021, la cifra ha alcanzado el 46%. Sin embargo, este porcentaje no es del todo representativo, ya que muchas personas que viven en la calle “no verbalizan que son víctimas“, ya sea porque no quieren hablar de ello o porque lo han normalizado.
En el caso de las mujeres, la situación es todavía peor. “Además de no tener una vivienda, están expuestas a la violencia machista”. El porcentaje aumenta a un 48%, según el informe, lo que supone dos puntos por encima de la media.
Refugios climáticos
Desde el Ayuntamiento de Barcelona han puesto a disposición de la ciudadanía los llamados refugios climáticos. Según datos del consistorio, para este verano en la Ciudad Condal se ha ampliado la red a 200. Un recurso que se activa durante la fase preventiva de la ola de calor --que va desde el 15 de junio al 15 de septiembre--.
Sin embargo, desde las entidades lamentan que las personas sin hogar no siempre tengan acceso a ellos porque, para muchas, es desconocida su existencia.
Un verano más frío
Para Sindo, que vive en la entrada de una estación de metro, "el verano es más frío" en otros aspectos. "La gente se preocupa menos de nosotros, no se puede dormir bien, la comida se estropea", explica en declaraciones a este medio. Además, lamenta que durante los meses de julio y agosto "caigan en picado" las ayudas que reciben por parte de los vecinos, que se marchan de la Ciudad Condal.
Con todo, desde las entidades añaden que hacer efectivo el derecho a una vivienda es indispensable para "no tener que estar hablando de qué hacemos para que nadie pase más calor o más frío".