Asistentes a un concierto del festival Sónar de 2022 / EFE

Asistentes a un concierto del festival Sónar de 2022 / EFE

Vida

El Sónar se salda con cinco agresiones a mujeres

El dispositivo de seguridad tuvo que lidiar con efectivos "insuficientes" con episodios de violencia y de acoso sexual, situaciones habituales en los festivales que no suelen denunciarse

21 junio, 2022 00:00

El festival Sónar ha cerrado este fin de semana en Barcelona su segunda edición más exitosa hasta la fecha. Un evento en el que, a pesar de las medidas de seguridad instauradas, también se han registrado agresiones machistas y otros incidentes sufridos por mujeres.

Así lo apuntan fuentes del dispositivo de seguridad que se encargó de controlar el popular festival musical en el recinto de Fira Montjuïc, cerca de la plaza Espanya. Los portavoces del Sónar han señalado a este medio que tienen "constancia" de las agresiones y que se aplicó el protocolo destinado a este fin.

Llamamiento a denunciar

"En todos los casos se aplicó el dispositivo establecido en el que intervienen los servicios de seguridad, Mossos y el Punt Lila", subrayan en referencia al espacio habilitado para sensibilizar sobre las agresiones machistas u homofóbicas y que sus víctimas puedan denunciarlas. El mismo interlocutor recuerda que el festival está adherido al protocolo No Callem del Ayuntamiento de Barcelona para prevenir el acoso sexual en el ocio nocturno.

Público en el Sónar 2022 / EFE

Público en el Sónar 2022 / EFE

Fuentes de ADN Sindical aseguran que, pese a que los vigilantes actuaron para socorrer a las víctimas, estas no quisieron interponer denuncia. La organización del sector de la seguridad privada afirma que esta es la tónica habitual en este tipo de eventos, por lo que hace un llamamiento a denunciar cualquier agresión: "Si ellas mismas no denuncian, no podemos hacer nada", lamentan.

"Me va a violar"

La última noche de conciertos, la del sábado al domingo, una trabajadora del festival acudió a los vigilantes tras ser amenazada por un hombre: "Me ha dicho que me va a violar", alertó. Los agentes de seguridad presentes atestiguan que la instaron a denunciar lo ocurrido, pero ella se negó "para no complicarse", ya que todavía se percibe que hacerlo es "mucho lío".

Lo mismo sucedió, esa misma noche, con otra trabajadora, que avisó al equipo de seguridad de que un hombre le había hecho tocamientos en el culo y en los pechos. Ante este tipo de situaciones, los vigilantes del festival se manifiestan impotentes, ya que, a diferencia de la policía, su palabra no cuenta con la veracidad jurídica necesaria para actuar si la víctima no denuncia.

Pelea con botellas

La noche anterior, la del viernes, una camarera de la zona vip fue agredida por un compañero durante una pelea con botellas en la barra. Otro trabajador y los vigilantes intervinieron para frenar el violento --y sangriento-- episodio, que tuvo lugar sobre las cinco de la mañana, aproximadamente media hora después de que la alcaldesa, Ada Colau, se retirara de dicha zona tras acudir acompañada de otras personalidades como Janet Sanz y Jaume Asens.

Un vigilante con el uniforme ensangrentado después de actuar en una pelea en el Sónar / CEDIDA

Un vigilante con el uniforme ensangrentado después de actuar en una pelea en el Sónar / CEDIDA

Esa noche, otra camarera de la misma barra fue agredida, en este caso por un cliente. En los dos casos se localizó a los agresores, pero quedaron en libertad porque, de nuevo, no se interpuso denuncia.

Seguridad 'insuficiente'

El quinto incidente fue el previo a la conocida y polémica detención del trapero Cecilio G: los vigilantes afirman que actuaron después de que una joven les dijera que el cantante se había bajado los pantalones delante de ella, aunque el entorno del vocalista niega que hubiera un episodio de acoso y atribuye la detención al enfrentamiento con seguridad, por el que se ha disculpado.

Un equipo de vigilancia que, por otro lado, lamenta las "medidas de seguridad insuficientes" por parte del Sónar para garantizar el control en el festival, cuyos vigilantes privados se vieron desbordados a pesar de contar con los refuerzos de la Fira de Barcelona y del dispositivo de los Mossos.