Los agentes de Mossos d’Esquadra destinados en la Sala del 112 en Reus --que gestiona las llamadas de emergencia en las que debe intervenir el cuerpo autonómico-- están al borde del colapso en vísperas de un verano que, con el aumento del turismo, los delitos y la violencia en la calle, se prevé que estará marcado por la inseguridad.
La delicada situación que atraviesa la Sala de Reus deriva de la “obsesión centralizadora” de la pasada prefectura de la policía autonómica, explica Montse Blanch, vicepresidenta del sindicato USPAC y exdelegada regional de los Mossos d’Esquadra en Tarragona y Terres de l'Ebre. Hasta hace unos años, todas las regiones policiales contaban con sus respectivas salas, en las que coordinaban las llamadas de emergencia que recibían de los ciudadanos con las respectivas patrullas. No obstante, la prefectura impulsó un proyecto de unificación de las salas, de modo que las regiones policiales de Girona, Tarragona, Terres de l'Ebre, Ponent, Pirineo y la Región Central --todas menos la de Barcelona y las áreas metropolitanas norte y sur-- quedaron unificadas en una sola centralita en Reus. Con este reajuste, desde Interior se logró una reducción de efectivos, ante la falta de agentes en el cuerpo.
Por debajo del servicio mínimo
“Si antes había una plantilla de entre 45 y 48 personas para gestionar todos estos incidentes, desde Interior calcularon que con la centralización se podría reducir notablemente el número de efectivos”, explica Albert Palacio, portavoz del sindicato USPAC. La realidad es que para que haya una mínima cobertura del servicio tendría que haber 32 operadores por servicio. En verano, con el aumento de delitos, la estimación sube hasta los 36 trabajadores por turno. Pero desde hace meses se están cubriendo los turnos con entre 22 y 24 personas.
Por esta veintena de agentes pasan todas las llamadas que se realizan al 112 en las que deben intervenir los Mossos d’Esquadra. También son los que coordinan los servicios con policías locales, vigilantes de seguridad y bomberos. Y, para más inri, el hecho de unificar las emergencias de casi toda Cataluña en una única sala en Reus supone un hándicap a la hora de comunicarse con las patrullas y entender a los ciudadanos. “El flujo de información no puede ser el correcto si los agentes no conocen el territorio, a diferencia de los que trabajaban en las salas regionales", denuncian desde el sindicato.
"La seguridad no está garantizada"
La presión sobre los agentes, incapaces de absorber el volumen de trabajo, ha derivado en absentismo laboral, bajas médicas por estrés, crisis de ansiedad y en trabajadores que, tras más de 15 años destinados en la Sala, han solicitado un nuevo destino. “No pueden más”, asegura Palacio. A la repercusión que tiene sobre la salud de estos agentes, se suman además las consecuencias de estos recortes en la calle.
La falta de efectivos repercute directamente en el servicio en la vía pública, poniendo en riesgo a los policías y a los ciudadanos. “La seguridad pública no está garantizada. Esta situación no solo afecta a los trabajadores, que están sobrecargados, sino que afecta a la población, con servicios en cola y llamadas en espera”, denuncia Blanch.
Las patrullas, en riesgo
Sin ir más lejos, desde el sindicato denuncian que en el puente de la segunda pascua, las líneas se colapsaron. “La gente empezó a llamar a las comisarías de referencia porque no recibían respuesta de ningún operador”, lamenta la vicepresidenta de USPAC. Se quejan de que los agentes tampoco cuentan con los medios suficientes como para comunicarse de forma eficiente con la centralita, por lo que algunos han optado por usar sus teléfonos personales en horas de servicio. "Es evidente que quien ha gestionado esto, no trabaja en la calle", protestan.
Con este panorama, temen que la situación empeore en la época estival si desde del Departament de Interior no se adoptan medidas urgentes. “Con el regreso del turismo, el aumento de los delitos, el incremento de la violencia en la calle y la pérdida del principio de autoridad, advertimos: se prevé un verano complicado. Si a esto se suma que las patrullas no tendrán un buen servicio de la Sala, estarán en riesgo”, sostienen desde el sindicato.
Los parches de Elena
Aunque la nueva prefectura ha frenado esta unificación, paralizando la absorción también de la Sala del área metropolitana sur, la postura del conseller Joan Ignasi Elena ha sido "poner parches", habilitando algunas plazas, pero muy escasas.
La solución ideal pasaría por la descentralización de las salas, una opción poco probable después de la inversión de la Generalitat en este centro de Reus. Por eso, desde el sindicato solicitan que, al menos, aumenten los efectivos para evitar un colapso que auguran inminente. "Pedimos que si no hay manera de revertir esto, se cubra la sala con los efectivos suficientes como para que se respete la salud y las condiciones laborales de los trabajadores y se garantice la seguridad de los servicios de emergencia en la calle y los ciudadanos", incide Blanch.
La respuesta de Interior
A preguntas de este medio, desde el Departament de Interior aseguran que desde Mossos está previsto hacer un refuerzo de personal para estos meses de verano en la Sala de Reus. Lo harán, dicen, "como cada verano, en el marco del Pla Estiu, ampliando el servicio mediante horas extra". Aclaran que no serán los trabajadores habituales los que asumirán este trabajo, sino que "se hará una reorganización de efectivos". Algo similar a lo que sucede en las zonas de costa, que se refuerzan con agentes de zonas de interior durante los meses de mayor afluencia de turistas.
Esta medida funcionará para paliar la falta de recursos durante la época estival, pero las consecuencias de los recortes volverán a aflorar con el fin del Pla Estiu. Por eso, los agentes protestarán frente a la Sala de Reus el 21 de junio a las 14.30 para denunciar una situación que consideran insostenible. "San Juan será la prueba de fuego. No queremos que la Sala se colapse, pero los trabajadores no pueden más".