La creciente exposición de los niños en internet ha traído asociada toda una serie de riesgos que los investigadores de Unidad de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional en Barcelona tratan de reducir con su labor titánica. No obstante, las cifras de acoso a menores y de producción, posesión y distribución de pornografía infantil en la red continúan al alza. Carlos, el inspector jefe de la Unidad, y el inspector Mariano, jefe del grupo 41, dedicado a la persecución de los delitos de pedofilia, alertan sobre una nueva modalidad de pornografía infantil que la mayor parte de padres desconoce.
El primer paso que realizan estos pedófilos es el robo de fotografías de niños que cuelgan sus propios padres en las redes sociales. Lo que no saben los adultos es que esta imagen cotidiana podría acabar en el disco duro de un depredador sexual. “Hemos encontrado montajes en los que los pedófilos han usado la imagen de una niña desnuda de la que están abusando y le han puesto la cara de otro menor, cogida de redes sociales, porque les gusta más”, alertan.
"No se puede borrar"
La policía recuerda a los padres que, una vez que se publica una fotografía de un menor en la red, el control sobre ese archivo se pierde y ya no se puede borrar. “Toda imagen que se sube a la red deja de ser tuya. Estará en discos duros, en servidores de todo el mundo. Aunque la plataforma la borre de esa red social, estará en otras partes”, subrayan.
Los investigadores insisten en la importancia del control parental y de la educación de los menores desde edades muy tempranas para que sean conscientes del riesgo que existe en la red. Denuncian que los menores manejan dispositivos de última generación cuando todavía no tienen la suficiente madurez para ello. “Internet es una herramienta que mal utilizada puede ser muy peligrosa. Dejar a un niño solo frente a una pantalla es equiparable a dejarlo solo en la calle”, alertan.
El control parental
Para evitar sustos, aconsejan a los padres que reduzcan el tiempo que los menores están delante de la pantalla. En la misma línea, recomiendan no sobreexponer a los niños en las redes sociales y, si deciden subir instantáneas, que lo hagan siempre en un perfil cerrado. “Si quieren mandar las fotos a un familiar, que lo hagan por Whatsapp o por e-mail, pero preferiblemente que no las cuelguen en las redes sociales”, sugiere Carlos, el inspector jefe de la Unidad de Delitos Tecnológicos.
Por último, insisten, es importante que los padres configuren correctamente las aplicaciones que usan los más pequeños de la casa. Algunos dispositivos, como la Play Station, se han convertido en un coladero de pederastas. “Hablan con los niños, se hacen pasar por menores y les regalan un pase de batalla o dinero para conseguir mejoras en los juegos”. Así es como se los ganan. La clave para evitar estos contactos, subrayan, es alertar a los niños desde edades tempranas. “Hay que contarles la realidad, porque existe. Con delicadeza, pero a partir de los 10 años debemos avisarlos. Si no, estamos ocultando una buena parte de lo que hay en el mundo. Dejemos de taparnos los ojos”.
No hablar ni quedar con desconocidos
Con respecto a los menores, los agentes ofrecen algunas medidas que se pueden adoptar para evitar caer en las redes de estos depredadores. Los investigadores recomiendan no mantener contacto por internet con nadie que no hayan conocido físicamente previamente ni, mucho menos, quedar con desconocidos. Además de este primer filtro, aconsejan no compartir fotos íntimas con parejas o amigos. “Hoy es tu novio, pero mañana, no, y has perdido el control de la imagen”.
Aunque el nivel de colaboración de las plataformas –que han desarrollado mecanismos para restringir el contacto entre adultos y niños-- es cada vez más alto, los filtros no son efectivos. “En internet nadie dice la verdad. Los adultos se ponen menos edad y los menores se la suben”. Por eso, en los últimos años los casos de child grooming han aumentado.
El 'child grooming', al alza
Los investigadores definen el child grooming como aquellos casos en los que un adulto se hace pasar por un menor y contacta con un niño. Se ganan su confianza a través de juegos y plataformas y establecen una relación de afectividad con ellos con la intención de conseguir fotos y, finalmente, establecer un contacto físico. La detección de este tipo de conversaciones se complica porque se circunscriben al ámbito privado. Por eso, son principalmente las denuncias presentadas por los menores las que les alertan.
Algunos nunca llegan a saber, si no quedan con el sujeto, que quien estaba al otro lado de la pantalla era un adulto. Los investigadores lo descubren durante el volcado de los dispositivos electrónicos que efectúan tras un operativo para dar caza a uno de estos pedófilos. “Cuando llamamos a los padres intentamos suavizarlo, no les decimos a lo que vienen… Una vez aquí, apartamos a los niños y hablamos con ellos. Es un momento muy duro".
Más educación
También se han encontrado casos en los que han sido los propios niños quienes han compartido imágenes explícitas en el grupo de Whatsapp de los amigos "en plan broma", aseguran. El problema viene cuando estos archivos empiezan a circular por la red y acaban en manos de indeseables. "Por eso hay que comunicárselo a la familia”, insisten.
Finalmente, alertan, entre los propios niños han detectado un elevado consumo de contenido sexual explícito. "Hay muchísimo consumo de pornografía infantil entre menores", advierten los investigadores, que solicitan encarecidamente que para rebajar estas cifras se incida en la educación y en el uso responsable de los dispositivos electrónicos entre los más pequeños de la casa.