Aprendices de la FP dual alemana, en este caso de la empresa BMW en Múnich / NOELIA CARCELLER (CG)

Aprendices de la FP dual alemana, en este caso de la empresa BMW en Múnich / NOELIA CARCELLER (CG)

Vida

La FP dual alemana: un modelo ejemplar, pero inaplicable en Cataluña

En la comunidad autónoma todavía no se dan las condiciones para implementar este patrón que combina la formación entre el centro y la empresa y remunera al aprendiz

22 mayo, 2022 00:00

No cabe duda de que Alemania es un ejemplo a seguir en cuanto a la Formación Profesional (FP) dual se refiere. Un modelo implantado desde hace décadas y cuyo éxito se ve reflejado también en los datos de empleo juvenil. Solo el 7,5% de los jóvenes alemanes está en paro. En Múnich, la cifra es del 3%. En cambio, en Cataluña el 25% de los menores de 25 años se encuentra en situación de desempleo. Sin embargo, la FP dual es un sistema ejemplar, pero inaplicable en Cataluña. Pues hoy por hoy no se dan las condiciones necesarias para implementarlo.

Parte del triunfo del método alemán es la combinación entre el centro de formación y la empresa. El joven aprende en dos lugares a la vez y recibe una remuneración económica a través de un contrato durante toda su experiencia en la compañía. A diferencia del sistema español, el aprendiz no va a la empresa a hacer una mera repetición de los contenidos y a “aplicar lo que ha aprendido en la teoría, sino a aprender cosas nuevas”. Así pues, “los conocimientos teóricos se obtienen a la vez que se ayuda a acercar a los jóvenes al mundo laboral”, explica Clemens Wieland, de la Fundación Bertelsmann.

Aprender trabajando en BMW

El alumno aprende trabajando, tal y como ha podido comprobar Crónica Global de primera mano en varias empresas alemanas. Es el caso de BMW, que cuenta con 839 aprendices en su planta de Múnich, quienes desempeñan un cometido relevante en la línea de producción durante los tres años que dura la formación. “Cada año la empresa incorpora a jóvenes mediante un proceso de selección interno muy completo”, explica a este medio el director de FP dual de la compañía, Thomas Dinn.

Fábrica de BMW en Múnich, la más antigua de Alemania / NOELIA CARCELLER (CG)

Fábrica de BMW en Múnich, la más antigua de Alemania / NOELIA CARCELLER (CG)

A cambio, el aprendiz recibe un salario que ronda los 1.000 y los 1.200 euros mensuales y, al finalizar, se le ofrece un puesto de trabajo como oficial. Ese es, precisamente, uno de los grandes frutos del sistema: se forma a futuros trabajadores para cubrir la demanda de la empresa. “Con esta estrategia, los distintos departamentos pueden disponer de jóvenes con la mejor calificación posible”. Es el caso de Bianca, que cursa mecatrónica y está muy “satisfecha” con su experiencia en BMW. Y también de Sergi, un joven catalán que se marchó a Alemania a hacer FP dual: “En España estudias y al final haces unas prácticas no remuneradas, pero no sales del todo preparado para el mundo laboral”, asegura.

Las consecuencias del Covid

Sin embargo, hoy por hoy el modelo alemán también tiene varios retos importantes. Entre ellos, hacer frente a las consecuencias de la pandemia, que ha provocado que algunas empresas hayan visto reducidas sus perspectivas económicas. Para una compañía, el coste total por mantener a un aprendiz es de unos 40.000 euros, según datos de la sociedad Gebrüder Peters, perteneciente al sector industrial. Aun así, quieren invertir más en formación porque “así se aseguran el futuro de la empresa”, explican.

El número de contratos nuevos de FP dual en las profesiones que pertenecen al área de la Cámara de Artesanía se ha visto reducido también a raíz del Covid, asegura Dieter Vierlbeck, gerente de división de centros educativos de la institución que aglutina 130 profesiones --panadería, laboratorio dental, metal, electricistas, peluquería, etcétera--.

Cervecería Ayinger, una de las 600 que quedan en la región de Baviera / NOELIA CARCELLER (CG)

Cervecería Ayinger, una de las 600 que quedan en la región de Baviera / NOELIA CARCELLER (CG)

Formar a un maestro cervecero

Pero no es necesario visitar una gran empresa para comprobar el valor del sistema. Louis es el dueño de una de las 600 cervecerías que quedan en la Alta Baviera (Alemania): Bräustüberl Aying. Él mismo se formó como maestro cervecero tras varias generaciones y a través de este modelo. Otro ejemplo es el de Traublinger Bäckerei, una pyme del sector de la panadería que imparte la dualidad, aunque en su caso tiene una dificultad añadida: encontrar jóvenes que quieran trabajar en el horario nocturno que requiere el oficio. “Cuando los aprendices escuchan que tienen que empezar a la una de la madrugada, cuelgan el teléfono”, relatan a este medio.

El japonés Akito Nakamura, de 32 años, es una excepción. Él es uno de los jóvenes dispuestos a aprender la profesión de panadero y, un día a la semana, acude al centro de formación. El resto va a la fábrica, donde espera quedarse a trabajar en un futuro. En una entrevista con Crónica Global, el aprendiz admite su interés por el pan alemán y reconoce que la decisión de trasladarse a ese país no fue aceptada por toda su familia. “Mis padres lo entendieron, pero mis abuelos me preguntaron por qué hacía esto”.

Akito Nakamura, aprendiz en una pyme de pastelería / NOELIA CARCELLER (CG)

Akito Nakamura, aprendiz en una pyme de pastelería / NOELIA CARCELLER (CG)

Cataluña, a años luz del modelo alemán

El sistema alemán está a años luz de implantarse en Cataluña. Así lo aseguran los expertos consultados por este medio, quienes consideran que no se dan las condiciones necesarias. “No es posible. Son dos sistemas diferentes”, dice Melcior Arcarons, consultor de FP de la fundación Escola Cristiana de Cataluña. Destaca la necesidad de "un cambio normativo" en cuanto al acceso a la formación. “En Alemania es de tres años y obtienes un centro a través de la empresa. En España, en cambio, está regulada a través de un proceso de preinscripción y nota de corte”.

Asimismo, el hecho de que en España primen las microempresas no favorece a instaurar este modelo. “No están preparadas para que el millón de estudiantes de Formación Profesional que hay en la actualidad graviten en la empresa. Si en una compañía hay cuatro trabajadores, no hay rotación. El interés de ir probando aprendices es menor”, explica Arcarons.

Aprendices durante su estancia en el centro de formación / NOELIA CARCELLER (CG)

Aprendices durante su estancia en el centro de formación / NOELIA CARCELLER (CG)

Un cambio de cultura empresarial

Por su parte, el responsable de FP en el sindicato UGT, Jesús Martín, también cree que debe haber un cambio en la cultura empresarial. “La FP dual implica una manera de formar distinta, donde una parte importante del currículum se da en un centro de trabajo. Por tanto, se tienen que invertir recursos y eso requiere un tiempo”. El problema es encontrar empresas que "tengan la cultura, la infraestructura y los recursos" para poder adaptarse a las necesidades del sistema. 

Aun así, el modelo alemán tendrá una difícil aplicación en España y, concretamente, en Cataluña, donde apenas un 5% de la formación es dual. Aunque se está haciendo un gran esfuerzo, "costará mucho tiempo y, sobre todo, voluntad". Pues sindicatos, patronal y Govern tendrán que remar en una sola dirección: ver el modelo como una inversión, no como un gasto, con tal de que la sociedad esté preparada para afrontar los retos del siglo XXI.