El consejero de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, ha eludido participar en el acto institucional de inauguración del Saló de l’Ensenyament. Ha esquivado a los profesores que se manifestaban en las afueras del recinto de la Fira de Barcelona en el segundo día de huelga en que los trabajadores denuncian que el titular de Educación “impone” sus medidas y no dialoga con la comunidad educativa.
Según ha podido saber Crónica Global, el político republicano sí que ha estado presente en los primeros momentos de uno de los eventos sectoriales más importantes del sector que recupera el formato presencial tras la pandemia. Ha entrado en el recinto de Montjuïc poco antes de las 8:30 de la mañana, cuando tenía previsto presidir la inauguración. Según fuentes de su departamento, ha mantenido el perfil bajo y, tras saludar a los que han hecho posible el salón, ha decidido regresar a la consejería.
Un año de margen para cambiar el currículum
Desde allí ha atendido a los medios de comunicación. Ha anunciado que da un año de tregua a los centros educativos para que apliquen los nuevos cambios en el currículum escolar, “que son impuestos por unos cambios educativos estatales, los que implican el desarrollo de la LOMLOE”, tal y como ha justificado. Mantiene sin cambios la medida que ha hecho estallar el malestar de los docentes, el avance del curso escolar.
Aunque ha hablado de “negociación” y de “concertación”, los sindicatos educativos son unánimes al denunciar que tanto ellos como los centros conocieron la iniciativa por la prensa y que el Govern se ha negado desde el primer momento en moverse un milímetro del anuncio inicial. Ni siquiera en dar un año de tregua para mejorar la organización interna y definir los recursos que se necesitan.
Poco impacto de la protesta
En cuanto al seguimiento a la protesta, Cambray la ha vuelto a minimizar. “Es del 14% en la pública y del 7% en la concertada”, ha señalado. Según los datos del departamento, el primer día solo la secundaron el 33% de los profesores de primaria y el 8% de los de concertada en la primera jornada.
Con todo, lo ha hecho lejos de Fira de Barcelona. Allí se han quedado la secretaria general de Educación, Patrícia Gomà; la directora general de Profesorado y Personal de Centros Públicos, Dolors Colell; y otros directores de servicios territoriales.
La protesta de los docentes ya ha tenido el primer impacto en el círculo de confianza del republicano. La secretaria de Políticas Educativas, Núria Móra, anunció que dejaba un tiempo las redes sociales por los “mensajes de odio” que asegura que recibe por parte de la comunidad educativa. Este anuncio ha enervado a los que protestan, ya que aseguran que manifestarse no es ir en contra de nadie y niegan cualquier desacreditación a la política.
Manifestaciones
Las protestas educativas también han conseguido tener presencia en el Saló de l’Ensenyament. Unos grupo de docentes ha conseguido acceder al pabellón donde se organiza a primera hora de la mañana con sus pancartas y aseguran que mantendrán su protesta a lo largo de la jornada. Fuentes sindicales señalan que la policía “les ha invitado a marcharse”, pero no se ha producido ningún choque.
Los representantes de los trabajadores aseguran que la comunidad educativa “llenará las calles” hasta conseguir que Cambray dé marcha atrás con su imposición del calendario escolar que avanza la vuelta a las aulas al 5 de septiembre (en Infantil y Primaria) y al 7 (en Secundaria y Bachillerato). También reclaman revertir los recortes que se hicieron hace 10 años, una FP pública de calidad, eliminar el nuevo currículum y acabar con la interinidad, entre otras cosas.
“Cambray ya no es un interlocutor válido”, sentencian. Según el consejero, su cargo está a disposición del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, a quien los sindicatos reclaman en la mesa de negociación sobre los cambios sectoriales. Por ahora, el enroque de posiciones se mantiene intacto.