La Audiencia de Barcelona ha absuelto a un ciberacosador para el que la fiscalía solicitaba 120 años de prisión por extorsionar a una veintena de chicas, algunas de ellas menores de edad, a través de las redes sociales para conseguir imágenes de contenido sexual. El tribunal se basa en “irregularidades” detectadas en la instrucción de este caso.
La sección séptima ha absuelto tanto al supuesto acosador, un informático que se hacía pasar por una fotógrafa para captar a chicas, como a un cliente suyo que, entre noviembre de 2014 y abril de 2019, recibió este material a cambio de dinero.
El juzgado actuó a espaldas de la fiscalía
Sin embargo, el tribunal considera que en el proceso judicial, iniciado por el juzgado número 6 de Manresa, se incurrió en varias irregularidades. La causa, que se abrió en dicho juzgado el 14 de septiembre de 2015, quedó archivada provisionalmente ese mismo día ante la imposibilidad de identificar al autor de los hechos, aunque el juez ordenó a los Mossos d’Esquadra que investigaran el caso.
La sentencia recoge que, a pesar de haber ordenado el archivo del caso, el juzgado siguió practicando diligencias “a espaldas” de la fiscalía y mantuvo sobreseída la causa incluso cuando tenía plenamente identificados a los sospechosos, lo que despojó a la instrucción de “cobertura legal”. Además, el juzgado ordenó el 29 de septiembre de 2016 la detención y la entrada y registro en el domicilio de ambos acusados, pese a que ya se había superado el plazo máximo de seis meses de instrucción que marca la ley para las causas que no hayan sido declaradas complejas.
Se hacía pasar por una fotógrafa
La fiscalía solicitaba 120 años de prisión y una indemnización de 180.000 euros para el principal acusado, el ciberacosador que contactaba con las víctimas mediante cuentas falsas en redes sociales haciéndose pasar por una fotógrafa profesional y les ofrecía posar en sesiones remuneradas.
Con la excusa de saber si “encajaban en el perfil” convencía a las víctimas, algunas menores de edad, para que le enviaran fotos sensuales. Una vez las chicas realizaban este primer envío, según la fiscalía el acusado las coaccionaba para que le mandaran fotos y vídeos de carácter pornográfico bajo amenaza de difundir las primeras imágenes si no accedían a sus peticiones.
Comercializó con este material
De manera unánime, ante el temor a que las fotografías llegaran a sus familias y amigos, las chicas accedieron a enviar más fotografías y vídeos. La fiscalía mantiene que el objetivo del acusado era hacerse con este material pornográfico para comercializar con él.
De hecho, el segundo acusado es un cliente de este que habría pagado por este contenido. Para él, el Ministerio Fiscal solicitaba una pena de cuatro años de prisión, además de la imposibilidad de ejercer cualquier oficio que implique contacto con menores.
Niega la coacción
El informático, que finalmente no cumplirá condena, reconoció durante el interrogatorio que había fotografiado a las víctimas pero que ellas habían accedido voluntariamente a ceder su imagen, así como a la difusión posterior de esos archivos. El acusado, además, negó que las hubiera coaccionado con el fin de conseguir este material.