La invasión de Rusia en Ucrania ha provocado, hasta el momento, que más de dos millones de personas --sobre todo, mujeres y niños-- hayan tenido que huir de su país. A miles de kilómetros de distancia, los niños de nuestro país, felices y ajenos a conflictos armados, contemplan imágenes que ni siquiera entienden y escuchan a sus familiares y a los medios de comunicación hablar de la guerra sin comprender la magnitud del problema. Dejar que sus mentes infantiles interpreten la situación sin abordar con ellos el significado y las consecuencias de una guerra puede generar emociones en ellos como miedo o ansiedad.
“Lo primero que deberemos tener en cuenta al hablar a nuestros hijos de la guerra de Ucrania, será su edad, porque su capacidad para comprender el entorno varía. Por debajo de los 5 o 6 años aún no tienen un desarrollo completo de sus funciones ejecutivas (memoria, atención, razonamiento, lenguaje), por lo que tendremos que adaptar el mensaje y tratar de contarlo en los términos en los que el niño se explica el mundo propio, colocando ejemplos que pueda comprender. Si en su clase hay niños que se pelean o que se gritan podremos explicarle que a veces a los mayores les pasa eso también y que en este caso es como si dos clases estuviesen enfadadas y estuviesen discutiendo”, explica Jorge Bueno, psicólogo experto en terapia basada en trauma y apego en Psicopartner.
“No será hasta los 7, 8 o 9 años que los niños tengan capacidad para cierto autocontrol emocional y, por tanto, que puedan entender lo que están observando. Hasta esa edad no suelen poder mostrar empatía y colocarse en el lugar del otro, usan la heterroregulación, esto es, usan al adulto de referencia o figura vincular para ajustarse y saber qué es lo correcto en cada momento. A partir de los 7 años ya son muy observadores y estarán muy pendientes de las respuestas de los adultos y de sus reacciones, se podrán mostrar comprensivos con las reacciones del otro y pueden integrar la experiencia de realidad que están observando en su propio mundo”, sostiene Bueno. Sin embargo, “aunque nos parezcan ya mayores, seguirán necesitando la protección de sus figuras de apego”, añade el psicólogo de Psicopartner.
No exponerles a imágenes impactantes de la guerra
Por ello, es imprescindible mantenerlos alejados de los telediarios y de imágenes impactantes relacionadas con la guerra que puedan suponer un fuerte impacto. Así lo cree Jorge Bueno. “Los niños son muy sensibles a las imágenes potencialmente generadoras de miedo o de violencia, debemos protegerles de la exposición a este tipo de noticias, ya que aún no pueden distinguir la realidad de la ficción, no pueden medir con precisión las distancias ni el paso del tiempo. No pueden relativizar la información o interpretarla como lo hacemos los adultos. Si exponemos a los niños a la violencia o a imágenes de sufrimiento estamos corriendo el riesgo de que el niño las vivencie como propias, es lo que conocemos como violencia vicaria o por exposición”.
Evitar tabúes
También, evitar tabúes. El tan manido “ya lo entenderás cuando seas mayor” es un error de manual, tal y como sostiene otro psicólogo, Sebastián Girona, experto en vínculos. “Dejarlo a su imaginación puede ser complejo en este caso, porque quizás él imagina que pueden pasar más cosas, que puede estar en riesgo la familia, es decir, se pueden generar temores injustificados”.
“Con esa respuesta sólo lograremos que el niño deje de preguntar y aprenda que algunas de sus dudas incomodan a los adultos. Si lo hacemos, dejará de preguntarnos y buscará sus respuestas en otros lugares (amigos, familiares, profesores, etcétera)”, completa el psicólogo Jorge Bueno.
Hablar de muertes, ¿recomendable?
Por más sinceros que queramos ser con ellos, hablar de muertes, no obstante, es entrar en un terreno delicado y difícil de asimilar en edades tempranas, ya que no entienden lo que significa morir.
“Hay cierta información que los niños no deben tener. Como adulto necesariamente tienes que hacer un recorte de ciertos aspectos de la realidad porque los niños no siempre están preparados para comprender algo que nos resulta incomprensible a nosotros, los adultos, que disponemos de más herramientas que ellos”, apunta Sebastián Girona.
Oportunidad de trabajar la empatía
Un aspecto que es fundamental tratar con ellos sobre la guerra es por qué otros niños, como ellos, deben abandonar sus casas, su país, e instalarse en otros países. “Es una buena oportunidad para que desarrollen su empatía y su sensibilidad hacia los demás”, considera el mismo psicólogo.
“Es muy poco probable que un niño menor de cuatro años pregunte por la guerra / invasión de Ucrania, ni siquiera que pueda registrar cualquier experiencia como traumática, siempre que sus figuras de apego sean competentes y protectoras. Esto no significa que no se enteren de nada, muy al contrario, los niños pequeñitos son muy observadores de la respuesta emocional de los adultos y la usan para valorar si la experiencia que están teniendo es o no segura. Nuestra recomendación a las familias es que sean conscientes en todo momento de su propio estado emocional ante lo que está ocurriendo y que traten de mantener en todo momento un ambiente afectivo seguro y sereno para los pequeños”, concluye el psicólogo Jorge Bueno.