El Hospital de Sant Pau ha implantado un nuevo protocolo para ofrecer a las mujeres la posibilidad de un parto vaginal a pesar de haber pasado por dos cesáreas en embarazos previos. Una posibilidad que es factible en el 70% de los casos.
Los sanitarios consideran que el parto vaginal es la mejor opción para dar a luz para evitar la cirugía y la hospitalización, ya que la recuperación de la madre y del bebé es más rápida y se minimizan posibles complicaciones en futuras gestaciones. Sin embargo, en los casos de mujeres que han dado a luz por cesárea en embarazos previos, lo habitual es optar por la misma opción en el tercer hijo, por riesgo de ruptura uterina, ya que el útero tiene dos cicatrices.
Los riesgos de un parto con cesárea
Sin embargo, según la evidencia científica, “el riesgo de intentar un parto vaginal es muy similar con una o dos cesáreas previas”. De hecho, “el riesgo de ruptura uterina se sitúa entre el 1% y el 3% y, en cuanto a la salud de la mujer, siempre es más favorable un parto vaginal que una cesárea”. Así lo explica Elisa Llurba, directora del Servicio de Ginecología y Obstetricia de Sant Pau.
En este sentido, el hospital estudiará cada caso y determinará la viabilidad de un parto vaginal tras dos cesáreas previas.
Requisitos para un parto vaginal
Para ello, será necesario cumplir una serie de condiciones. La primera es que la mujer realmente quiera un parto vaginal y también que las dos cesáreas anteriores estuvieran causadas más por problemas fetales que maternos. Por ejemplo, si el bebé venía en una mala posición o había riesgo de sufrimiento fetal.
Otro de los requisitos es que el útero esté bien. Sobre todo, en la zona de las cicatrices de las cesáreas previas, lo que se puede evaluar con una ecografía. También es recomendable que entre la última cesárea y el nuevo parto hayan pasado, al menos, 18 meses.
Mónica es una de las pacientes que han podido inaugurar el nuevo protocolo al reunir todos los requisitos. Tras dos partos por cesárea, se ha podido “quitar la espina clavada” de tener un parto vaginal. “Mi experiencia con las cesáreas no fue positiva, no solo por el dolor físico y el tiempo que tuve que estar en el hospital, sino también emocionalmente. Me generó angustia porque mi expectativa era poder parir de forma natural”, explica.