En el año 2020, se produjeron en España 94.942 separaciones y divorcios. De estos, el 25,2% (23.995) se produjeron durante el primer trimestre del año, según datos del Consejo General del Poder Judicial. Y es que las fiestas navideñas causan verdaderos estragos en algunas relaciones de pareja, que acaban en los tribunales en los primeros meses del año. Pasar más tiempo a solas con la pareja o con familiares como suegros o cuñados, con los que quizá la relación no es la óptima, hacen mella en muchos matrimonios, que entran en una espiral destructiva de la relación activando cuatro conductas que pueden acabar por destruir por completo el vínculo.

Conductas presentes en menor o mayor medida en todas las parejas

“En el mundo de la psicología hablamos de estas cuatro conductas como los cuatro jinetes del apocalipsis. Estas cuatro conductas se presentan en todas las parejas del mundo. No hay pareja que no las tenga, también están presentes en las relaciones que van bien, pero su presencia, en gran cantidad, daña el vínculo”, sostiene el psicólogo Sebastián Girona.

La primera conducta destructiva es la crítica. “Es importante ser conscientes de que deteriora mucho la relación. Además, hay algunas conductas que estadísticamente están más del lado de la mujer o del hombre. La crítica es una de las que están más presentes desde el lado femenino. Un ejemplo de crítica es: “No hiciste esto, hiciste lo otro”. Las listas que hacemos con la mano, recriminando a mi pareja que hizo o no hizo cosas”, señala este psicólogo de origen argentino afincado en España.

Tras la crítica, llega la segunda conducta que puede dar al traste con la relación: la defensa. “Si me criticas, me voy a defender. Voy a levantar todas las barreras y a ponerme en posición de defensa porque me siento atacado”, apunta Girona.

Desprecio

La tercera conducta es el desprecio. “Cuando estás discutiendo con tu pareja, uno de ellos puede morderse los labios, redondear los ojos hacia arriba, como diciendo “qué es lo que me está diciendo”. Eso es el desprecio. Cuando de alguna manera actuamos con gestos que desvalorizan al otro, pero sin palabras. Expresando que no ponemos valor a lo que nos están diciendo”, describe este experto en vínculo. 

Si bien antes hablábamos de la crítica como una conducta más típica de las mujeres, ahora viene la más atribuible a los hombres: el amurallamiento. “Cuando en algún momento de la conversación hay algo que no nos gusta, bajamos la cortina y decimos: ‘no hablo más, por más que me sigan diciendo cosas’. En esta discusión, deja de hablar, creando una muralla con la otra persona. Esto le genera frustración y enfado al otro, porque quiere seguir discutiendo el tema y se encuentra con una pared sellada. Esto hace muchísimo daño a la relación”, lamenta Sebastián Girona.

¿Podemos reenganchar la relación?

Llegados a un punto crítico, en el que se empieza a valorar la separación o el divorcio, ¿qué indicadores nos pueden mostrar si es posible reenganchar de nuevo una relación, aunque ésta esté deteriorada?

“Existen algunos indicadores que tiene que presentar una pareja para ser sana. Tiene que existir en el vínculo un porcentaje de admiración mutua, esto quiere decir que yo tengo que admirar algo de lo que hace mi pareja, por supuesto sin llegar a la idealización, ni mucho menos. Otro factor es el de la amistad y esto quiere decir que tiene que haber en la relación un porcentaje de amistad, sin ser solamente amigos, claro. Otro es la solidaridad; los miembros de la pareja tienen que ser solidarios y ayudarse mutuamente. También será importante que exista influencia entre sus integrantes, es decir, que ambos se aconsejen sobre sus temas y den mutuamente importancia a esos consejos. Como columna principal dentro de cualquier relación que quiera ser sana y sustentable en el tiempo tiene que existir, además, compañerismo y erotismo”, insiste este profesional de la salud mental.

Cómo saber que hay que tirar la toalla

Sin embargo, no existen los finales felices para todas las relaciones. Saber cuándo hay que tirar la toalla y hacerlo a tiempo será fundamental para no deteriorar aún más la relación y que los malos recuerdos acaben por borrar para siempre los buenos.

“Existen algunos indicadores que marcan que tu pareja terminó. Uno es el hecho de que el diálogo dentro de la relación está quebrado, o sea, que no exista comunicación profunda. Es decir, que una pareja puede tener un diálogo operativo sobre lo que sucede cotidianamente, pero no tiene diálogo profundo sobre cómo está la relación y qué cosas suceden en ella. Un segundo indicador muy importante es el hecho de sentirse solo a pesar de estar en pareja. Por último, otro indicador muy importante es darse cuenta de que, en esa relación que necesita trabajo y reconstrucción, sólo hay uno que pelea por esa pareja. Porque no hay forma de que una pareja se recupere sin el trabajo de los dos integrantes de la relación”, concluye Sebastián Girona.