Los farmacéuticos temen asumir la regulación de los tests de antígenos
El Gobierno ha limitado el precio de las pruebas a 2,94 euros, pero las farmacias ya han comprado existencias en muchos casos a costes superiores
14 enero, 2022 00:00Desconcierto entre los farmacéuticos. Finalmente el Gobierno ha escuchado sus reclamaciones y ha decidido regular el mercado de tests de antígenos, con un precio máximo de 2,94 euros, lo que ha generado una reacción agridulce en el sector.
Se trata de una medida largamente propuesta por el gremio, que deseaba evitar dinámicas de mercado --o de mercadillo-- en la compraventa de productos sanitarios básicos, como sucedió con las mascarillas primero y con las pruebas diagnósticas después. Sin embargo, los farmacéuticos consideran que la regulación llega tarde y de la peor manera posible, ya que les obliga asumir los costes de la caída de precio mientras los intermediarios y proveedores responsables del encarecimiento continúan haciendo beneficios.
Pérdida de márgenes
Antoni Torres, presidente de la Federación de Asociaciones de Farmacias de Cataluña (Fefac), lamenta que las que hayan comprado existencias a un coste superior al nuevo precio no tendrán “más opción que hacer inventario de stock” e “ir a pérdidas”. Y no descarta que algunos opten por quedarse los tests: “No estás obligado a vender”.
“Nos toca asumir la pérdida de marginalidad, puedes vender a beneficio cero o vender por debajo del precio de coste”, coincide Guillermo Bagaría, vocal del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, quien asegura que “en absoluto está previsto ningún tipo de compensación” por parte del Ejecutivo, de modo que se deberá “recuperar la marginalidad con nuevas ventas”.
Pocas existencias
Eso significa comprar nuevos tests a un valor inferior para colocarlos en el mercado al nuevo precio regulado. “Sacar un margen razonable a 2,95 euros, fácil, no va a ser”, avanza Torres. En este contexto, cree que “ahora faltarán más tests”, ya que “los stocks en las farmacias se han ido consumiendo”, igual que en la distribución y en la importación, sobre todo con costes ajustados.
“En el momento en que vas al fabricante chino, te dice, te vendo el test al triple o al cuádruple”, afirma Torres. La culpa, según él, es de la falta de previsión del Gobierno: “No tienen firmados acuerdos de precios ni de transportes”. Algo que sí hicieron otros países que ahora tienen un acceso privilegiado a grandes cantidades de mercancía.
Riesgo e incertidumbre
Otra cuestión es la de la inseguridad jurídica que genera un cambio brusco de precios. “Tomar medidas a corazón caliente está muy bien, pero tienen estas consecuencias”, advierte Torres, que considera que habría sido preferible dar un “tiempo de regulación para agotar los stocks” comprados a un precio superior.
Del mismo modo, Bagaría confía en “que no haya muchos compañeros con gran reserva de stock y que el impacto sea pequeño”. Y explica que los cambios de precio de medicamentos y la incertidumbre son calculadas como riesgos que dificultan la acumulación de reservas, lo que lleva a situaciones como el desabastecimiento de tests vivido el pasado diciembre.