Una mujer con la mascarilla puesta al aire libre

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Vida

Me gusta / No me gusta... el uso de la mascarilla en exteriores

El Gobierno recupera el cubrebocas obligatorio para ir por la calle, ¿pero es una medida efectiva para frenar la pandemia?

24 diciembre, 2021 00:00
me gusta mascarillas en exteriores

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La mascarilla en exteriores, por Gerard Mateo

Vuelve la obligatoriedad de llevar la mascarilla al aire libre aunque, tal vez, una medida de este tipo nunca debió desaparecer. Más allá de que el exterior sea el entorno donde es más complicado infectarse, hay que considerar que el cubrebocas no deja de ser un recordatorio de que no hay que bajar la guardia. Si hemos llegado a la sexta ola no es, precisamente, por la prudencia de la población. Ya sea por irresponsabilidad, por ignorancia o porque muchos se consideran invencibles con la vacuna, unos cuantos ciudadanos se han relajado en exceso en los últimos meses, y sus actos nos afectan a todos. Claro que es absurdo llevarla puesta si se va solo por la calle, pero en las ciudades es imposible aislarse de los demás. Así que bienvenida sea esta decisión, que no supone ninguna limitación de libertades y sirve para frenar la pandemia y ponernos alerta.

no me gusta mascarillas en exteriores

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La mascarilla en exteriores, por Víctor Recacha

Resulta difícil de creer que una medida que hace seis meses ya no era necesaria para protegernos del coronavirus ahora vuelva a ser útil para evitar contagios. La necesidad de la mascarilla en interiores, donde se produce la mayor parte de la transmisión, genera un amplio consenso científico, pero no está tan clara su efectividad en espacios abiertos cuando no hay aglomeraciones. La única ventaja de hacerla siempre obligatoria es la de dar claridad y evitar así confusiones sobre cuándo hay que ponérsela y cuándo podemos quitárnosla.

Si el Gobierno ha decidido no introducir medidas más lesivas para la economía, debería ser capaz de explicar los motivos con más transparencia. Sea porque al Ejecutivo le tranquilizan los datos procedentes de Sudáfrica sobre la mortalidad de la variante ómicron o, simplemente, porque el erario se ha vaciado y no puede compensar un nuevo hachazo a la actividad económica. En cualquier caso, escudarse en decisiones de cara a la galería es cobarde y revela, una vez más, que nuestros gobernantes tienen una pobre imagen de la inteligencia de la población a la que se deben.