El futuro del festival Primavera Sound en Barcelona es incierto. Las declaraciones de uno de sus directores, Gabi Ruiz, en las que reconocía su intención de marcharse a Madrid en la edición de 2023 por las trabas que le ponen desde el ayuntamiento han provocado un tsunami de reacciones municipales. Desde el consistorio, eluden responsabilidades y mantienen el pulso a los organizadores ante el posible fin de uno de los eventos culturales con mayor impacto económico para la capital catalana. Su celebración durante una semana, ya que hasta ahora a los tres días de conciertos en el Fórum se le debían sumar otros eventos, regaba con 300 millones los negocios locales según las estimaciones de la propia organización.
Después de la pandemia los responsables del evento quieren crecer. Han puesto la vista en otras ciudades --en 2022 estrenarán en Los Ángeles (EEUU), Santiago de Chile (Chile), Buenos Aires (Argentina) y Sao Paulo (Brasil), enclaves que su sumarán al primer destino internacional del formato, Oporto (Portugal)-- y buscan progresar en Barcelona con una fórmula que ya se ha testado en otros eventos análogos, la de prolongar conciertos durante dos fines de semana seguidos. Eso garantizaría a la empresa Primavera Sound estar al mismo nivel que otros grandes eventos musicales icónicos mundiales, pero en la capital catalana sus intenciones se han estrellado contra las quejas vecinales que se repiten cada año en el frente marítimo. La de uno vecinos, los de Diagonal Mar y la zona más litoral del distrito de Sant Martí, que acusan hartazgo por el incivismo y las molestias acústicas derivadas de los actos que Barcelona programa en la zona del Fórum.
Ruiz cargó de forma especial contra el concejal de Deporte y regidor del distrito de Sant Martí, David Escudé (PSC), quien ayer se defendió de lo que considera ataques del productor tras un encuentro con los vecinos de la zona programado desde antes de que estallara la polémica. Indica, en declaraciones a Crónica Global, que su papel es el de “mediar” para que vecinos y organizadores estén satisfechos. “Son tan legítimas las reivindicaciones de los vecinos como del Primavera Sound”, afirma al advertir, al mismo tiempo, de que si Barcelona acoge finalmente “un festival en contra de la opinión mayoritaria de los vecinos, el evento está condenado al fracaso”.
"Estrategia de negociación"
Los portavoces del Movimiento Diagonal Mar, la plataforma que congrega el malestar vecinal, creen que, que este verano el Primavera Sound se prolongue prácticamente durante 15 días, "es algo excepcional". Consideran que debe existir cierta flexibilidad para que la empresa promotora pueda "recuperar las pérdidas" que ha generado la pandemia, que propició la cancelación de los festivales en 2020 y 2021.
Fuentes del Ayuntamiento de Barcelona aseguran que la “amenaza” de la organización del festival de marcharse de la ciudad si no se implanta repetir este modelo en 2023 es una “estrategia de negociación” para forzar a que ceda que no ha tenido buena recepción ni por parte de los socialistas ni por BComú. Ambos se han manifestado en el mismo sentido y han mostrado su incomodidad con lo que consideran que es un pulso que se ha lanzado desde los medios. Los integrantes de Diagonal Mar critican frontalmente las palabras de los directores del evento cultural y cargan contra el festival. “Que se vayan a Madrid y que se apañen con el alcalde, a ver si les admiten lo mismo que nosotros”, indican en forma de reproche claro.
Coincide con elecciones municipales
Por su parte, Escudé reconoce que no se ha reunido nunca con los promotores del Primavera Sound en privado, solo acompañado de vecinos y entidades que se quejan de los problemas derivados del festival tal y como le achacó uno de los directores. El socialista afirma que este es el papel que debe desempeñar y que los encuentros de este perfil no encajan con este fin. Asegura que debe "mediar" y recuerda que el evento conlleva “botellones, suciedad y problemas de transporte” que también se deben gestionar desde el ayuntamiento.
Las quejas vecinales son un punto clave que podría explicar la pasividad del socialista en asegurar la continuidad del Primavera Sound en Barcelona en 2023. Precisamente, en mayo de ese año se celebrarán las elecciones municipales y el PSC liderado por Jaume Collboni tiene mucho en juego. El partido ha contado de forma histórica con Sant Martí como un feudo de votos, pero ahora se juega la hegemonía de la zona con los comunes de Ada Colau y ERC. Perder la mayoría en los barrios que lo conforman imposibilitaría que pudiese recuperar la alcaldía de la ciudad, el gran reto de los socialistas catalanes en las próximas locales.
Advertencia de los restauradores
Esto no pasa desapercibido ni a los organizadores del festival, que les han acusado de partidistas y de pensar únicamente a cuatro años vista. Todo ello, sin tener en cuenta lo que aporta el evento en la economía local. En este capítulo ya les han salido aliados, ya que el Gremio de Restauración de Barcelona emitió ayer mismo una nota pública en la que alertaba de las consecuencias nefastas que implicaría para la ciudad perder el evento.
Por ello, exigen al ayuntamiento que haga lo posible para gestionar la crisis abierta. Es decir, que busque un punto de encuentro entre las demandas vecinales y las necesidades del evento internacional. Fuentes del sector aseguran que sería tan incongruente dejar marchar al Primavera Sound por las cuestiones esgrimidas hasta el momento como sería despedirse del Mobile World Congress (MWC) porque hay malestar vecinal por la intensificación de los atascos que implica. Se suman a la demanda de la asociación de restauradores para que el consistorio haga un esfuerzo para gestionar el problema que reconocen que existe.
Encontrar un "punto de encuentro"
Las quejas de la organización del Primavera Sound se abordaron como primer punto en el orden del día de la reunión del Consell de Barri de Diagonal Mar que tuvo lugar este jueves. Escudé, que sí participó en este foro vecinal, se ganó a los presentes. Aseguró que trabajará para encontrar “un punto de encuentro” entre ambas peticiones y calmó los ánimos de los que denunciaban el pulso que los organizadores del festival han lanzado al gobierno local.
El socialista se pronunció de forma clara “a favor de que se celebre el festival porque es necesario para la ciudad”, pero no dudó en reconocer las molestias que genera a los vecinos. “Soy un gran defensor de los grandes acontecimientos porque impulsa la marca de la ciudad. Ahora bien, se pueden hacer las cosas de muchas maneras”, declaró, tras asegurar que es “optimista” y espera que desde el Primavera Sound rectifiquen y lleguen a un acuerdo.
Piden no hacer "chantaje"
El malestar con Ruiz y con el resto de la cúpula del festival fue notoria. Los portavoces del ayuntamiento reclamaron que desde el festival no les hagan “chantaje”. De nuevo, repitieron la consigna de que se debe “buscar el equilibrio entre el evento y las necesidades de los vecinos”. “Negociaremos, pero queremos poder evaluar el impacto de un modelo ampliado antes de decidir si se consolida o no”, sentenciaron.
El evento del próximo verano está asegurado. Queda en el aire saber si se repetirá en 2023 ya que, tal y como advirtieron los organizadores, no se puede organizar ni a seis ni a nueve meses vista. Desde las oficinas de Barcelona, ya trabajan en cerrar el cartel de la próxima edición de una marca cultural que ya se ha consolidado en todo el mundo.