El tercer Atlas de las aves nidificantes de Cataluña del Institut Català d'Ornitologia (ICO), realizado entre 2015 y 2018 con trabajo de campo de 1.275 voluntarios, ha constatado que el número de especies de aves presentes en la comunidad es de 233, 17 más que hace 40 años. En un comunicado este viernes, el ICO ha explicado que esta cifra supone el 39% de todas las que nidifican en territorio europeo y, del total, 124 disfrutan de algún tipo de protección legal especial.
Según el Atlas, en Cataluña se estima que hay entre ocho y 12 millones de parejas de aves que crían cada año, y el gorrión común sigue siendo la especie más abundante, con poco menos de 900.000 parejas reproductoras, pese a que su población está en "clara regresión". Después figuran el verdecillo, el petirrojo, el ruiseñor y el pinzón, todas con más de 400.000 parejas, y del resto de especies, más de la mitad cuentan con menos de 2.000 parejas y se consideran "escasas". Las especies más escasas son la alondra ricotí, el aguilucho pálido, la polluela chica, la focha moruna y el zampullín cuellinegro, todas con menos de diez parejas.
Ocho especies exóticas más
Por otro lado, la tercera edición cierra registrando nueve especies exóticas de pájaros que se reproducen de forma regular en Cataluña, la mayor parte tras escapar de jaulas. Son ocho especies exóticas más que en el último Atlas, realizado hace 20 años, que cerró localizando el faisán común como única de este tipo.
El director general de la publicación, Sergi Herrando, ha sostenido que "el conocimiento que aporta este Atlas es fundamental para definir políticas de conservación de la biodiversidad", y ha citado el ejemplo del cernícalo primilla que, tras un programa de reintroducción, cuenta con más de 80 parejas. Por otro lado, uno de los autores, Martí Franch, ha destacado que con las tres ediciones del Atlas se han podido centrar en los cambios que han experimentado las especies en los años de más avance del cambio climático y otros cambios socioeconómicos como el abandono de las actividades agrícolas y ganaderas.
En regresión
El Atlas ha podido constatar por ejemplo, que las especies forestales y urbanas se han podido adaptar a los cambios, si bien algunas especies típicas de bosques fríos y húmedos están teniendo descensos importantes.
En el otro extremo, lechuzas, alcaudones reales y tórtolas de bosque, propias de espacios agrícolas y prados, han desaparecido del 20 al 60% de las áreas donde se encontraban hace 40 años. En los humedales se registraron crecimientos cuando se protegieron zonas, pero últimamente se detectan "pérdidas destacadas" y especies que han entrado en regresión, y las poblaciones de aves marinas se han mantenido pero con amenazas.