El Ayuntamiento de Barcelona ha publicado este domingo el Anuario Estadístico de 2021, que evidencia las nefastas consecuencias del Covid en la ciudad durante el pasado año.
Según el documento, la actividad económica cayó en la ciudad un 11,6% con respecto a 2019 después de varios años seguidos de crecimiento, afectando especialmente al comercio, el transporte y la hostelería, que sufrieron caídas de hasta un 25%. El turismo fue una de las actividades más afectadas por la pandemia, con una disminución del número de visitantes de un 76,8% con respecto al año anterior. A estos dos sectores le siguen muy de cerca el ámbito cultural y deportivo, que sufrieron una paralización absoluta a partir de marzo.
Aumenta la pobreza
El número de parados aumentó en Barcelona hasta alcanzar los 93.842 desempleados, un 35,9% más que en diciembre de 2019. En 2020 se firmaron en la ciudad 660.000 contratos de trabajo, un 54 % menos que el año anterior.
Estas cifras se traducen en un aumento de la pobreza. En este sentido, el documento revela que la cifra de personas atendidas por los servicios sociales alcanzó su máximo histórico. Los barrios más afectados, en los que más ciudadanos recurrieron a comedores sociales, fueron Nou Barris, Sant Martí y Sants-Montjuïc.
Desciende la población
En 2020 se produjo el mayor descenso de población en la Ciudad Condal desde 1990. Este dato se corresponde al aumento de la mortalidad debido a la pandemia: en 2020 fallecieron en Barcelona unas 19.000 personas, 4.300 de ellas por Covid.
Según el anuario, el año pasado se contagiaron del virus 78.412 personas en la ciudad y se contabilizaron 17.191 inhumaciones e incineraciones, de las que el 16,8% estuvieron relacionadas con la pandemia.
Baja la contaminación
Afortunadamente, no todos los datos son malos. El anuario recoge que, aunque los servicios de asistencia y de ayuda de la Guardia Urbana aumentaron un 4,7 % en 2020, los hechos delictivos cayeron un 42,1% con respecto a 2019.
Asimismo, el parón de la actividad económica y el confinamiento de la población se vieron reflejados en una reducción drástica de la contaminación en la ciudad, que alcanzó mínimos históricos. En concreto se registró un descenso del 30% de las partículas en suspensión de mayor capacidad de acceso a las vías respiratorias y un 24 % aquellas partículas en suspensión finas.